La
Revelación
Apocalipsis es la Revelación que Dios
hizo a los hombres, de acontecimientos ocultos y conocidos sólo por Él. El libro del Apocalipsis del apóstol San Juan es el
último libro de la Biblia, que adelanta la esperanza de los que son de Cristo -- a quienes distinguen las obras de caridad
y la espera ardiente en el retorno de Jesucristo-- y el canto triunfal de la
Iglesia perseguida.
Los capítulos
1-3 del Apocalipsis describen circunstancias históricas de la Iglesia, aplicables
a nuestro tiempo. Los capítulos 4-19 narran la Gran Tribulación y al Retorno de Cristo. Los capítulos 20-22 describen su reinado
en el mundo por "mil años" y el Juicio Final.
La dificultad
para comprender el Apocalipsis queda eliminada en los Últimos Tiempos, de forma que cualquiera podría comprender su significado,
como anticipó el profeta Joel (Jl. 3, 1). Las Escrituras revelan con precisión el rumbo de los acontecimientos incluso al
punto de poder saber detalles de eventos en específico.
Por esta razón
los poderosos toman muy a pecho las Escrituras, no para convertirse y salvar sus almas --porque no quieren que Cristo los
salve, como lo adelantó el mismo Señor-- sino para utilizarlas como instrumento ideológico que les permitirá la hegemonía
mundial por la que han trabajado asiduamente, con lo que cometen aquel pecado que no tiene perdón en este mundo ni en el otro.
Lo anterior lo
comprobamos con el simple hecho de que en Israel los poderosos saben de dónde procederán los ejércitos que habrán de librar
la última batalla, situación que fundamenta la lucha sionista de expulsar de Jerusalén primero a musulmanes y enseguida a
los cristianos para construir el tercer Templo judío.
La plutocracia
mundial también realiza sus acciones con base en las Escrituras y se encamina al establecimiento del sistema 666 del anticristo,
por el que solamente podrán intercambiar bienes y servicios los que tengan el código de la bestia, muchos de ellos más interesados
por las riquezas y el poder, utilizando el conocimiento de los hechos venideros para sus fines terrenos, con lo que cometen
igualmente aquel pecado contra el Espíritu Santo.
Particularmente
los ministros de los cultos cristianos encumbrados en puestos administrativos de sus iglesias participan de este conocimiento
para dejarse llevar en el duermevela de la corriente imperante y mantener riquezas y puestos de poder corrompiéndose con el
abuso de la autoridad ministerial para adquirir poder y riquezas de este mundo.
Estos últimos,
que operan en todas las religiones, tienen una figura central en el Apocalipsis y se revelan como la Gran Ramera, la
Gran Babilonia, la madre de todas las abominaciones, aquella que va montada en un monstruo rojo (gobernantes
y los plutócratas) y que marcha sobre las aguas (sobre todos los poderes terrenales) que viste de rojo y púrpura
(colores ministeriales del servicio religioso); la que estaba ebria con la sangre de los que pertenecen al pueblo de Dios
(ebria con todas las injusticias que ha cometido contra Cristo, representado en aquellos a quienes deberían servir y de quienes
se han servido para sus fines mundanos) y los que morirán por ser testigos
de Cristo (Ap. 17. 1-6).
Estos últimos
son figura de lo que Cristo nos había advertido, son la cizaña cuyas raíces se
encuentran entrelazadas con las del trigo, que no será cortada sino por los ángeles de Dios el día de la siega. Encabezando
a esta cizaña se encuentran todos aquellos ministros que hacen todo lo que el Señor condenó de los escribas, fariseos y maestros
de la ley, en San Mateo Capítulo 23, y en San Marcos 7. 5-8, de cuya levadura nos previene en San Marcos 8. 14-21, que lo honran
con la boca pero que su corazón está lejos de la voluntad de Dios. De ellos dice el Señor en
San Marcos 12. 38 que son ladrones e hipócritas y que de nada les sirve su culto, aunque el Señor nos manda “hacer
lo que dicen”, pero no imitar sus obras (Mt. 23. 3).
Muchos desde
dentro de la Iglesia Católica en breve se desenmascararán y abiertamente instaurarán la religión falsa que ya vienen promoviendo,
distinta de la que nos predicaron los apóstoles, para ponerla al servicio del anticristo.
Enseguida se
encuentran todos los ministros de los demás cultos cristianos, también aquellos que solamente reconocen a Dios padre e incluso
los no cristianos, que se han entregado al demonio, al mundo y la carne con sus acciones.
La mayoría de
las personas que operan en estos sectores, de las finanzas, de los gobiernos y de las iglesias no creen en verdad que sus
acciones sean malas, incluso hay quienes creen que son buenas y que sirven a las demás personas.
Algunos se sirven
de las Escrituras a las que manipulan como instrumento ideológico para alcanzar sus fines, pero la mayoría creen que las cosas
que narra la Revelación, son muy lejanas y/o que nada tienen que ver con sus planes y acciones cotidianas. Se dejan llevar
por las corrientes imperantes y enmohecida su conciencia yacen como operarios
autómatas preparando el reinado del impostor. Dormidos, no tendrán aceite en su lámpara a la llegada del Esposo y serán arrojados
a las tinieblas.
El pueblo de
Dios, encabezado por quienes tienen la plenitud de la verdad, en la Iglesia Católica y con todos nuestros hermanos de los
demás cultos, que hayan obrado el bien, serán perseguidos por todos los poderes ya mencionados, y habiendo demostrado fidelidad, formarán parte de los que ofrenden su sangre por Cristo y de los que sean
congregados bajo un solo pastor en un solo rebaño.
Los
últimos Tempos
Los Últimos Tiempos que vivimos ya, son
el periodo de la siega donde el trigo y la cizaña son separados después de haber crecido juntos a lo largo de la historia.
Son la purificación antes del retorno de Cristo. Es el final de la historia humana hasta hoy conocida que da inicio a la renovación, cumpliéndose así el designio original de Dios por el que iniciará una nueva historia de la humanidad,
tal como se concluye de lo que Cristo dijo al referirse a la Gran Tribulación que habrá en este periodo, la cual será "como
no la ha habido ni la habrá jamás", (Mt 24, 21). La "recapitulación" de todas las cosas en Cristo se realizará en esta
tierra, totalmente transformada.
Citando al Catecismo
Oficial de la Iglesia Católica, el Papa Juan Pablo II, dijo (14-02-2001) que "al
final de esta batalla, cantada en algunas páginas admirables por el Apocalipsis, Cristo cumplirá la recapitulación
y quienes estén unidos a Él formarán la comunidad de los creyentes que ya no será herida por el pecado, por las manchas
y por el amor propio que destruye y hiere la comunidad terrena de los hombres. La visión beatífica, en la que Dios
se manifestará de modo inagotable a los elegidos, será la fuente inmensa de felicidad, de paz y de comunión mutua".
Comunidad de los creyentes se refieren necesariamente
a nuestra realidad temporal, ya que en el Cielo no existe la virtud de la fe, que habrá desaparecido porque veremos a Dios
cara a cara. Las palabras visión beatífica denotan a qué punto la naturaleza humana quedará transformada desde de la
Parusía.
El Apocalipsis
detalla que el Juicio final será al final de la historia humana, pero la Parusía se coloca al inicio de un largo periodo de
paz y de bienestar universal. Los Últimos Tiempos son los siete años -- conocidos como la "semana de Daniel", en la que un
día corresponde a un año-- de la "Gran Tribulación" descrita por los profetas Daniel, Isaías, Zacarías, por los Evangelios
y por San Pablo.
El pueblo judío
y la Iglesia Católica se encuentran estrechamente vinculados con estos acontecimientos. Desde los inicios de la era cristiana,
los judíos viven dispersos por el mundo, en espera del cumplimiento de las profecías que anuncian la última y total reunificación
en Sión y el triunfo de Israel, con la reconstrucción del tercer Templo.
El
Anticristo
De acuerdo con
las Escrituras, previo al verdadero triunfo de Israel reinará el anticristo (el
que está contra Cristo y el que suplanta a Cristo), quien en medio de la guerra y el caos mundial, solucionará los principales
conflictos y firmará un pacto de paz en favor de los judíos con lo que dará un período de falsa supremacía de Israel y paz
mundial que durará tres años y medio.
Al principio
se presentará como un reconciliador político-religioso –quien desde luego contará con todo el respaldo de todos los
poderes del mundo, gobernantes, financieros, comerciales y religiosos, principalmente del antipapa que suplantará a Juan Pablo
II y que será cabeza de la gran ramera apocalíptica-- que trae la paz y el auge en el mundo y según el profeta Daniel.
Este personaje
tomará ascendencia mundial en un lapso de tres años y medio. Después traicionará a los judíos y al mundo entero, sometiéndolos
mediante el poder del Gobierno Mundial –con gobernadores plenipotenciarios que ejercerán su poder en todos las naciones
y en todas las congregaciones e iglesias del mundo y en todas las operaciones comerciales y financieras del mundo—cuya
estructura previamente habrá sido instaurada con la guerra a que el anticristo
pondrá fin impuesta inmediatamente al acto en que todos le entreguen el poder
de los gobiernos. "Cuando se sientan más seguros, destruirá a muchos y se rebelará contra el Príncipe de príncipes" (Dn 8,
25).
Después de estos
primeros tres años y medio –esto es, de iniciada la semana de Daniel, probablemente en coincidencia de la fiesta judía
de los Tabernáculos-- el anticristo romperá el pacto y comenzará la persecución contra los propios judíos, contra los cristianos
y contra todos los habitantes de la Tierra, pretendiendo que todos lo adoren como dios. Esto es durante los segundo tres años
y medio.
Es al final de
ese segundo período de la Tribulación, culminará la purificación universal, con la derrota del anticristo y la recapitulación
de todas las cosas en Cristo, la cual da inicio a su reinado de paz en la tierra (Apoc. 20, 4).
De este modo,
la Gran Tribulación es el periodo de siete años que coinciden con el gobierno mundial del anticristo y será una prueba de
tal naturaleza purificadora y santificadora, que juntará admirablemente la gran misericordia y amor de Dios –que puede
sacar hijos de Abraham de las mismas piedras (Mt. 3. 9)— por el hombre, con la justicia divina. Por este mismo amor incluso ha acortado esos días, como nos lo hizo saber el mismo Señor: "si aquellos
días no fueran acortados no se salvaría nadie, pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días" (Mt. 24,
22). Por ello también dijo: “cuando vean que estas cosas empiecen a suceder, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque
su redención se acerca”. (Lc. 21. 25-31).
Al iniciar el
segundo periodo de tres años y medio la Eucaristía quedará proscrita, y solo será restituida con el retorno glorioso de Jesucristo,
tres años y medio después. Daniel y San Pablo llaman a esto abominable desolación o la abominación de la desolación.
"A mitad de la semana hará cesar el sacrificio, y en un ángulo del altar habrá abominaciones desoladoras hasta el final"
(Dn. 9, 27).
Durante siete
años, el demonio y los hombres que no quieren ser salvados por Cristo realizarán un fraude, un gran engaño a la humanidad,
manipulando todas las esperanzas de los pueblos –incluso el sentido de las Escrituras, como suele hacer el demonio--
para después tiranizarlos desde la mitad de ese periodo. Pretenderán falsificar el retorno de Jesucristo, el cual sin duda
ocurrirá al término de ese lapso. La sabiduría de Dios –que es locura para los hombres, advierte San Pablo—ha
dispuesto que en ese mismo periodo purificará al mundo y que ocurran diversos fenómenos celestes y terrestres que angustiarán
sobremanera a la humanidad, como parte de esa misma purificación, que en orden de la gracia, viene a ser, mejor dicho, una
oportunidad (Lc. 12. 58), un regalo (Lc. 18. 7-8; Mt. 20. 9), un tesoro (Mt. 13. 44-45), que debemos agradecer a nuestro Padre
amoroso.
Como principio
de su toma de poder, los judíos aceptarán al anticristo como al Mesías esperado, cumpliéndose así una de las profecías del
mismo Señor : "Vine en nombre de mi Padre y no me habéis recibido, pero vendrá otro en su propio nombre y a ese sí lo recibiréis".
Después de la
traición del anticristo, hacia el final de la Gran Tribulación, los judíos reflexionarán y Dios les habrá compartido de la
copa que hemos colmado todos los hombres, llena de el amargo zumo de ingratitud consistente en que hemos utilizado los preciosos
dones que nos ha dado, no para darnos cuenta del inmenso amor que nos tiene y de lo que nos ha preparado, sino para nuestros
caprichos e incluso, para oponernos a Él.
Se cumplirá entonces
otra profecía de los Últimos Tiempos con relación a los judíos: su conversión en masa a Jesucristo. Contrariamente, en este
tiempo los gentiles habrán llegado a su máxima rebeldía, como anunció San Pablo.
Cuando los judíos
clamen por el retorno de Jesús y digan “bendito el que viene en el nombre del Señor”, Él se enternecerá
como en la parábola del Hijo Pródigo y saldrá a su encuentro. Precipitará al impostor y a sus seguidores al abismo, será la unificación universal y el cumplimiento de las grandes promesas de redención que Dios prometió
a su pueblo y al mundo entero, y que fueron anunciadas hace más de dos mil años por el profeta Ezequiel. (Ez. 36).
Persecución
contra los cristianos
En el numero
675 de su Catecismo, la Iglesia Católica profesa: "Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba
final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará
el 'Misterio de Iniquidad' bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres la solución aparente
a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad".
Ante el Congreso
Eucarístico de Pennsylvania, en 1977 un año antes de ser elegido Papa, Juan Pablo II dijo: "Estamos ahora ante la confrontación
histórica más grande que la humanidad jamás haya pasado. Estamos ante la contienda final entre la Iglesia y la anti-iglesia,
el Evangelio y el antievangelio. Esta confrontación descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto
que la Iglesia entera tiene que aceptar".
El 18 de noviembre
de 1980, el Papa Juan Pablo II reveló, en Fulda, durante la rueda de prensa que ofreció con motivo de la Reunión de la Conferencia
del Episcopado Alemán, que, la Iglesia y el mundo están por iniciar la más grave prueba de su historia.
Tercer Secreto de Fátima
La Hermana Lucía,
quien protagonizó las apariciones de Fátima, en 1917, había dado a conocer que era voluntad expresa de la Virgen María que
el Papa reinante en 1960 publicara el Tercer Secreto, en una ceremonia donde todos los obispos le consagraran a la nación
rusa. Si esto se hacía. Rusia se convertiría al cristianismo pero, de no hacerlo, advertía la Virgen, se esparcirían por el
mundo la tiranía y los errores sembrados en esas tierras.
El Papa Juan
Pablo II dijo: "Por su contenido impresionante, y para no estimular al poder mundial del comunismo a llevar al extremo
ciertas ingerencias, mis antecesores prefirieron la relación diplomática del secreto. Además, debería bastar a todo cristiano
saber que el secreto habla de que océanos inundarán continentes enteros, de que millones de hombres se verán privados de la
vida repentinamente, en minutos. Con esto en mente, no es oportuna la publicación del secreto. Muchos quieren saber sólo por
curiosidad y sensacionalismo, pero olvidan que el saber lleva consigo también la responsabilidad. Ellos pretenden solamente
satisfacer su curiosidad, y esto es peligroso. Probablemente ni siquiera reaccionarían,
con la excusa de que ya no sirve de nada".
Respecto de la
Iglesia dijo: "Debemos preparamos a sufrir, dentro de no mucho tiempo, grandes pruebas que nos exigirán estar dispuestos a
perder inclusive la vida y a entregarnos totalmente a Cristo y por Cristo. Por vuestra oración y la mía es posible disminuir
esta tribulación, pero ya no es posible evitarla, porque solamente de esta manera puede
ser verdaderamente renovada la Iglesia. ¡Cuántas veces la renovación de la Iglesia se ha efectuado con sangre! Tampoco
será diferente esta vez. Hemos de ser fuertes, prepararnos, confiar en Cristo y en su Santísima Madre, ser constantes, muy
constantes, en el rezo del Rosario". El Papa entonces apretó el Rosario y dijo: "Ésta es la medicina contra ese mal. Rezad,
rezad y no preguntéis más. ¡Todo lo demás encomendádselo a la Santísima Virgen!"
Respecto del
Tercer Secreto de Fátima, fue obvio que la visión dada a conocer por la Santa Sede el 26 de junio del 2000 (la del obispo
vestido de blanco que huye de una ciudad en ruinas y es atacado y muerto), no se pudo referir, como se quiso hacer creer,
al atentado en Plaza San Pedro, porque existe concordancia en los hechos y porque no se ve la razón de tener que esperar veinte
años para hacerlo público, si en verdad la visión se refiriese a ese hecho histórico.
La vidente de
Fátima, Lucia describió con detalle lo que va a suceder al inicio y durante la Gran Tribulación, pero debido a que también se da a conocer la gravísima crisis que sufrirá la Iglesia, por un complot interno
contra el Papa, "El secreto, (como diría el Cardenal Ottaviani) tenía que ser enterrado en lo más oculto, en el lugar más
profundo, oscuro e inaccesible de la tierra".
El mensaje dado
a conocer por el Vaticano el 26 de junio del 2000, es incompleto y la interpretación dada a la visión difiera de la real.
La consagración de Rusia con las características que establece el tercer secreto de Fátima no se ha cumplido hasta ahora.
El Tercer Templo
Hay que señalar
que la profecía de Daniel 9. 27, implica que, efectivamente, existirá un tercer Templo, un culto y un sacrificio. En ese lugar
santo, el anticristo firmará un acuerdo de paz y se proclamará a sí mismo como dios, cumpliéndose lo predicho por el apóstol
San Pablo en su segunda carta a los tesalonicenses (2 Ts. 2. 8-9).
Acciones del Anticristo
El anticristo
realizará cuatro acciones: establecerá una falsa paz, restituirá el templo, deslumbrará al mundo con prodigios embaucadores
y someterá al mundo entero, primero mediante el engaño, durante los primeros tres años y medio, y luego por la fuerza y la
violencia durante el siguiente periodo de tres años y medio: "Se le concederá hacer guerra a los santos y vencerlos, y se
le dará poder sobre toda raza pueblo, lengua y nación" (Apoc. 13. 7).
En el primer
lapso de tres año y medio, promoverá una impostura religiosa y los judíos creerán que por fin ha llegado el Mesías. Millones
de personas de las más diversas creencias y religiones creerán que finalmente se cumple el regreso de su propio fundador. Todos se postrarán para adorarlo ya que ejercerá una fascinación político religiosa.
En el siguiente
periodo de tres años y medio. Dice San Pablo: "Se opondrá y se exaltará a sí mismo por encima de todo lo que se llama Dios
o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios proclamándose a sí mismo como Dios" (2 Ts. 2,4), esto último será la abominación
de la desolación que advirtió Daniel, el mismo Jesucristo y San Pablo.
Ejercerá un influjo
no sólo por sus cualidades humanas, con el liderazgo político y religioso, sino que poseerá un gran poder seductor que, según
las Escrituras, le será otorgado por Satanás (Ap 13,12). Muchos cristianos aceptarán al anticristo cuando el Papa ilegítimo
refrende su autenticidad "haciendo que la Tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia" (Ap 13, 11).
En caso de que
las profecías de Ezequiel (Ez 39, 9-10), cuando señala que Israel usará las armas por siete años, se refieran a los
mismos siete años de la semana de Daniel, podemos concluir que el caos se dará como inicio de los siete años de la Gran Tribulación,
no a mitad de ellos. La guerra de Israel y la respectiva firma del tratado de paz alcanzada por el anticristo, marcan exactamente
el inicio de la Gran Tribulación.
Si la guerra
de Medio Oriente se abrió a raíz de un hecho histórico que desató la actual escalada de violencia, ya que el 28 de julio de
2001 grupos fundamentalistas colocaron, en Jerusalén, la primera piedra del tercer Templo judío, con la provocadora presencia
de Ariel Sharon en la explanada de las mezquitas, con esas acciones dieron cumplimiento a profecías anunciadas.
Inicio de la Gran Tribulación
Además de la guerra, hay tres acontecimientos mas que marcan el inicio de la Gran Tribulación: la caída del
sistema financiero, la remoción fraudulenta del Papa legítimo y el Gran Aviso.
Este último será un impresionante fenómeno cósmico descrito por el apóstol San Juan (Ap 6, 12), que será acompañado
de una iluminación interna que permitirá a cada ser humano apreciar el estado de su alma para definir su postura en contra
o a favor de Dios, y en este caso, la fuerza para seguirlo.
El Gran Aviso
o el gran regalo de Dios a la humanidad, señala que la Gran Tribulación ha
iniciado y constituye una preparación --el alimento que se dará a la mujer vestida de sol en el desierto durante tres años
y medio (Apoc. 12. 14)-- pues no es sino "el comienzo de los dolores" (Mt. 14, 8), pero que son como de parto, después de
los cuales viene la alegría, por lo que es a la vez una enorme bendición que
sólo se le puede comparar a Pentecostés. Además de conocimiento, compunción del corazón y caridad, dará fuerza.
En un período
no mayor de un año después del Gran Aviso, vendrá el Milagro, fenómeno sobrenatural que durará varios días y
podrá ser transmitido por las televisoras de todo el mundo.
Enseguida vendrá
el castigo, que será durante tres días de oscuridad y el retorno del Señor. Ambos
eventos ocurrirán de pronto, cuando nadie se lo espere: “...el día del regreso del Señor llegará cuando menos se le
espere, como un ladrón que llega de noche (Mt. 24. 43). Cuando la gente diga:
“todo está en paz y tranquilo”, entonces vendrá de repente sobre ellos la destrucción , como le vienen los dolores
de parto a una mujer que está encinta; y no podrán escapar.” (1 Ts. 5. 2-3). Por San Pablo también sabemos que quienes
hayan alcanzado su plena transformación espiritual serán arrebatados y resguardados con los que ya hayan muerto en Cristo
(I. Ts. 4, 16-18): “Porque se oirá una voz de mando, la voz de un arcángel y el sonido de la trompeta de Dios, y el
Señor mismo bajará del cielo. Y los que murieron creyendo en Cristo, resucitarán primero; después los que estemos vivos seremos
llevados, juntamente con ellos, en las nubes, para encontrarnos con el Señor en el aire; y así estaremos con el Señor para
Siempre. Anímense pues, los unos a los otros con estas palabras”.
Colapso
Financiero Mundial
El colapso económico
mundial es lo que posibilitará al anticristo establecer un sistema de comercio centralizado, cuyo signo es el número 666 que
será colocado como único medio para comerciar y recibir alimentos. La "marca de la bestia" es el fundamento del gobierno mundial
del anticristo con que ejercerá la dictadura económica mundial.
Será una sociedad
sin dinero circulante, con un sistema biotecnológico sin el cual no se podrá comprar ni vender bienes y servicios. "Hará que
todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie
pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre" (Ap 13, 16-18).
Aquel que quiera salvarse no podrá ser empresario ni empleado o trabajador como conocemos hoy.
Los que no quieran
llevar el número de la bestia en la mano o en la frente tendrán que renunciar a sus empresas y a sus trabajos para dedicarse
a la mera subsistencia de la vida, en una economía agrícola doméstica o de trueque, lo cual será posible a partir de la
advertencia que será la efusión del Espíritu Santo por la que cada hombre verá todas sus iniquidades y podrá adquirir
la compunción del corazón, la pureza del corazón y la virginidad de espíritu.
No padecerán hambre los que confíen en Cristo
En este momento,
muchos ricos y poderosos se convertirán y reconocerán su verdadera misión en esta tierra y organizarán una economía cristiana,
por lo que será como en los primeros tiempos del cristianismo, cuando el centro de toda la vida y de toda actividad era Cristo
y todas las necesidades estaban satisfechas.
Con la compunción
del corazón y el don de lágrimas, entenderán en su corazón aquello que dijo Jesús: “No tengan miedo, ovejas mías; ustedes
son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el Reino. Vendan lo que tienen, y den a los necesitados; procúrense
bolsas que no se hagan viejas, riquezas sin fin en el cielo, donde el ladrón no puede entrar, ni la polilla destruir. Pues
donde está la riqueza de ustedes, allí estará también su corazón.” (Lc. 12.32-34).
Por eso la Santísima
Virgen pide no preocuparse por los alimentos, sino exclusivamente por la conversión. Ello evidentemente abrirá la persecución
contra los elegidos por parte de la bestia, su profeta y los que lleven su número, pero los elegidos estarán protegidos por
la compunción del corazón.
Por eso dice
el Apocalipsis que cuando la mujer fue conducida al desierto con las alas del águila, para ser alimentada con los frutos de
este mismo desierto (el cumplimiento de los 10 mandamientos, las virtudes, los dones del Espíritu Santo, los sacramentos,
las bienaventuranzas, y “con toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4. 4)), la tierra se abrió para
tragarse el río que el dragón había vomitado contra la mujer.
La compunción
proviene de la humildad; cuando el hombre reconoce lo que es delante de Dios. Es así que esta tierra de la que esta hecho
el hombre se abre, con una humildad semejante a la de María, y las acechanzas del demonio no pueden en su contra.
Control mundial de las finanzas, la economía y el comercio
Para lograr el control
total, el sistema financiero mundial ya está listo y se ha preparado cuidadosamente por los que no quieren ser salvados por
Cristo. En Estados Unidos, en 1913, Rothschild, Rockefeller y Morgan lograron
que se modificara la Constitución para crear la Reserva Federal y con ello quitaron
al Gobierno y al Congreso norteamericanos el poder sobre el crédito y la emisión del dinero. Quien promovió esta maniobra fue Edward Mandell House, un agente
de los Iluminados dedicado a la causa del Gobierno Mundial, que era consejero del presidente Wilson.
Así un pequeño grupo imprime
y distribuye dólares a cambio de atraer las riquezas y servicios del mundo, exportando su inflación a las naciones mediante
el sistema de bancas centrales dependientes del dólar. El senador norteamericano Charles Lindberg denunció: "Con esta ley
se ha constituido el consorcio económico más gigantesco de la Tierra; al firmarla, el presidente ha legalizado el gobierno
invisible de los amos del mundo". Así fue como unas cuantas dinastías (Kuhn Loeb, John Pierpot Morgan, First National City
Bank, etc.), obtuvieron el mando en el campo económico y político. El Estado mismo tendría que acudir a ellos cuando necesitara
dinero y pagaría intereses. La Reserva Federal no es un organismo público, sino un ente privado en manos de pocos. Los principales dueños de la Reserva Federal
son: Rothschild Bank, de Londres y Berlín; Lazará Brothers Bank, de París; Israel Moses Seif Bankers Bank,
de Italia; Warburg Bank, de Hamburgo y Amsterdam; Lehman Brothers Bank, de Nueva York; Kuhn Loeb Bank,
de Nueva York; Chase Manhattan Bank, de Nueva York (Rockefeller) y Goldman Sachs, de Nueva York. Son propietarios
de la Reserva Federal a través de, unos 300 accionistas, todos los cuales se conocen y están emparentados entre sí.
El segundo fraude sucedió cuando, en 1971,
el gobierno de EU decidió no redimir sus billetes con oro, como anteriormente
se hacía. Con esta acción se dio curso libre al control omnímodo del dinero mundial. Las monedas
nacionales se convirtieron en mercancía y se multiplicó la especulación y la usurpación de la riqueza real de las naciones,
lo que ha llevado al deterioro de la capacidad productiva de las naciones y al poder total del grupo controlador, que propiciará
la posterior imposición del sistema 666. Capitalismo y comunismo se unen bajo una misma dictadura mundial.
La manipulación
del comercio y las finanzas ha evolucionado hasta perfeccionarse en nuestros días en beneficio del gobierno mundial. Sabemos
que toda riqueza proviene del trabajo y, precisamente para los controladores del mundo, de lo que se trata es de amasar toda
la riqueza del mundo, sin que ellos paguen por ese trabajo, o les cueste algo. Este objetivo, antinatural, ha dado origen
a todos los sistemas de explotación, hasta los más sofisticados de hoy en día: los mercados financieros. A través de la interacción
de estos mercados y de la manipulación de sucesos económicos y políticos del mundo, es posible obtener inimaginables ganancias,
sin otro trabajo que migrar de un mercado a otros cuando así convenga. Cada migración dejará incalculables ganancias a los
capitales, cuyos dueños están en el secreto de la conspiración.
Evidentemente
esa riqueza representa el trabajo de alguien, no es posible que las ganancias aparezcan de la nada, quebrantando las leyes
de la física. Provienen de millones de seres humanos que producen bienes y servicios en todo el mundo y que pagan un tributo
oculto, en horas-hombre, para que los tiburones de las finanzas lo recojan en determinadas épocas o diario, con las transacciones
en mercados. Esta es la gran impostura económica que pende del patrón dólar, o cualquier otro patrón que se imponga en el
futuro, por el que se extrae el producto del trabajo de las naciones en cuestión de segundos, cuando el valor de su producción
bruta cae por algún movimiento especulativo que ocurra en un lugar remoto. Este mecanismo de tributación oculta sirve también
para que los gobiernos aceleren la marcha para imponer las reglas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, cuyo
objetivo es el establecimiento de un estandar que en el momento adecuado opere armónicamente cuando el anticristo oprima el
botón.
Masones
Apocalípticos
La meta de construir un gobierno mundial
contra Dios, ha sido el propósito de sectas como la masonería. La Gran Logia de los Iluminados -- fraternidad secreta, financiada
por la dinastía Rothschild-- expresaba que: "La meta específica de la orden de
los Iluminados es la de abolir el cristianismo y derrocar los gobiernos civiles", (John Robinson citando al fundador, Adam
Weishaupt). Para ello desarrollaron, desde su inicio planes trans-generacionales introduciéndose en los círculos de poder
de los gobiernos y de las finanzas.
Cabe señalar que el nombre de iluminados
proviene del hecho de que sus miembros son iniciados en las enseñanzas de Lucifer, supremo dador de luz según la doctrina
de la masonería iluminada. Su gran consejo lo forman trece castas que se perpetúan en la secta mediante iniciación satánica
generacional. Una de estas, la Merovingia, desciende hasta la casa de Windsor y asciende hasta la tribu de Dan, de la cual habría de surgir el anticristo. El British Instituto of Intemational
Affaires, el Council on Foreign Relations y la CÍA, son organismos creados por esta secta. Los Iluminados
vinculan a numerosas instituciones y forman el Committee of 300 cuyo objetivo operativo es el estructurar al gobierno
mundial. La familia Bush pertenece a los Iluminados desde hace siete generaciones. Prescott Bush, abuelo del presidente George
Bush Jr., --quien se enriqueció financiando a Hitler desde The Unión Banking Corporation de Nueva York, fue el primero
en ingresar en Yale a la conocida Orden Skull and Bones.
Confrontaciones de Opuestos
Ya desde 1871 se perfiló la estrategia operativa
para utilizar la dialéctica de la acción basada en la dialéctica hegeliana, consistente
en crear a los contrarios o favorecerlos ocultamente, inducir la acción en ambos para retener el
control global de la situación, abiertamente, o desde la penumbra.
Albert Pike,
Gran Soberano de la masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en una carta que dirigió, el 15 de agosto de aquel año,
a Giuseppe Mazzini, Gran Soberano de los Iluminados después de Weishaupt, estableció las tres guerras mundiales en que habrían
de trabajar las logias de todos los ritos de la masonería universal, para inducir las condiciones propicias para implantar
el Nuevo Orden Mundial.
La Primera
Guerra Mundial habría de someter el vasto territorio ruso para usarlo como plataforma desde la cual sembrar la polarización
del mundo.
Con la polarización
de las diferencias entre el sionismo político y nacionalismo germano la Segunda
Guerra Mundial consolida y extiende la misma polarización –la guerra fría-- que permite el control de vastos recursos
económicos y establecer en Palestina el Estado de Israel.
La Tercera
Guerra Mundial se suscitaría, "exasperando las diferencias entre judíos y árabes para generar un formidable cataclismo
social que en todo su terror demuestre a las naciones el efecto del ateísmo absoluto, origen de la barbarie y de la más violenta
confusión. Entonces, las muchedumbres, desilusionadas con el cristianismo y no sabiendo a quién adorar, recibirán la verdadera
luz de Lucifer, en una manifestación que será resultado del movimiento general reaccionario, siguiendo la destrucción del
cristianismo y del ateísmo, ambos conquistados y exterminados al mismo tiempo".
La dialéctica
de la acción se muestra también en el hecho de que al mismo tiempo que el judío Karl Marx escribía el Manifiesto Comunista,
bajo la tutoría de filósofos iluminados, Karl Ritter también bajo la dirección de otro grupo de iluminados, escribía la antítesis
que llevaría al nazismo y al racismo, utilizando la primigenia ideología racista que surgió del Antiguo Testamento por la
cual había que exterminar a naciones enteras por no pertenecer a una raza determinada. Así los dirigentes usarán las diferencias
de ambas ideologías para inducir la síntesis preparada de un gobierno mundial que eliminará instituciones políticas y religiosas.
La dinámica de
dicha dialéctica de la acción en todas sus manifestaciones se alimenta mediante el hostigamiento, cuyo objetivo es el enfrentamiento
de las civilizaciones, para el asalto final que permita el control global desde Jerusalén. Cada problema, real o fabricado,
se convertirá en una razón para llevamos a aceptar ese gobierno mundial. La mayoría pensará que se trata de una conveniencia
del momento, sin imaginar que la red se organizó muchos años antes, con ese propósito de dominio.
La Guerra del
Golfo (1991) está en línea con dicho hostigamiento. Abiertamente George Bush padre anunció la instauración del Nuevo Orden
Mundial. A partir de esa guerra, se creó un paralelismo entre la ocupación iraquí y el conflicto árabe-israelí.
Con el pretexto
del terrorismo islámico, desde EU se exacerba el odio de los musulmanes contra Occidente y contra Israel. La operación dialéctica
continuó su marcha con el resultado de que ya desde la guerra de Kosovo (1999) el Pentágono pudo hacerse de un instrumento
de intervención capaz de irrumpir en cualquier país del mundo sin el consenso de la ONU. La OTAN dejó de ser un organismo
de defensa para convertirse en uno de ataque, cambiando el alegato del "anticomunismo" por el de "custodia de los derechos
humanos".
Con los atentados
del 11 de septiembre de 2001, los bombardeos sobre Afganistán en 2002 e Irak
en 2003, avanzó el odio contra lo musulmán y bajo la consigna de exterminar al terrorismo como principio, se dio pie a la
intervención en Irak y la caída escenificada de Saddam Hissein. En cuanto a los ataques a las Torres Gemelas una versión los
atribuye a facciones del propio Estado Mayor y de inteligencia norteamericanos. Thierry Meyssan, documenta cómo los atentados
fueron sufragados desde el interior del aparato de estado norteamericano y no por Osama Bin Laden, toda vez que los Bin Laden
y los Bush son socios desde los años setenta y actualmente tienen inversiones conjuntas en el Carlyle Partners II Fund
de Londres. Ambos, a través de la CÍA, entrenaron y armaron a la jihad islámica.
Los implicados,
sabiendo que vendrían los ataques a las Torres, retiraron posiciones y realizaron operaciones diversas en la bolsa, durante los siete días anteriores al ataque, tal como históricamente se ha hecho en momentos de inicio
de operación dialéctica. Un antecedente famoso se tiene cuando Nathan Rotschild informó a los ingleses que Napoleón había
vencido en Waterloo, lo que le permitió adquirir los bonos de la deuda inglesa a precio regalado y cuando se supo la verdad,
amasó la inmensa fortuna que ahora posiciona a la dinastía como una de las más poderosas del mundo. En el caso de las torres
gemelas, los títulos de United Airlines se desplomaron 42%, y las de American Airlines sufrieron una caída del
39%. Operaciones similares se registraron con las opciones de venta de Morgan Stanley Deán Witter &. Co., que se
multiplicaron a doce por una durante la semana previa a los atentados. Igualmente sucedió con las opciones de venta de las
acciones de Merrill Lynch & Co, que se multiplicaron por 25, y con las acciones de las aseguradoras Munich
Re, Swiss Re y Axa. Estas grandes jugadas y ganancias provocaron que Organización
Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) informó, el 15 de octubre del 2001, que esos rendimientos representan
"el más importante delito por aprovechamiento ilícito de información privilegiada jamás cometido".
Informó además
que la mayor parte de esas transacciones fueron al Beutsche Bank y a su sucursal estadounidense Alex Brown mediante
el procedimiento de portage, que asegura el anonimato de quienes realizan las transacciones. Ambas firmas invocaron
ese derecho y la Casa Blanca ordenó cerrar las investigaciones. A juicio de Meyssan, esto se debe a que George Bush padre
fue uno de los principales beneficiarios de los atentados.
Algunas de las firmas más beneficiadas con
la guerra que resultó se encuentran: Haliiburton, Alex Brown, el Carlyle Fund, Brown and Ropt y el Trireme
Partners, todas ellas relacionadas directamente con el grupo Bush.
El director de la firma Trireme Partners,
Richard Perle, se vio obligado a renunciar como director del Consejo de Política de Defensa, después de que Seymour Hersh
publicó, en The New Yorker, que Perle se reunió con el traficante internacional de armas Adnan Kashoggi y con Harb
Zuhair, encargado de llevar a Trireme Partners las inversiones sauditas para la guerra contra Irak. Esta reunión fue
en Marsella, en enero de 2003, esto es, tres meses antes del ataque a Irak. Henry Kissinger y Geraid Hillman figuran como
socios de Trireme Partners y son también integrantes del Consejo de Política de Defensa.
Por su parte, Hussein y el vicepresidente
de los Estados Unidos, Richard Cheney, habían sido socios de 1995 a 2000. A través
de las filiales europeas de la compañía Halliburton, de la que Cheney era presidente, le vendían a Irak las piezas
de refinería que Bush padre y el mismo Cheney, siendo Secretario de Estado, destruyeron en 1991, durante la guerra del Golfo.
Tras del auto-hundimiento
del Maine y del provocado bombardeo en Pearl Harbor, que permitió la entrada de EU a la II Guerra Mundial, se
operó desde dentro de EU nuevamente la dialéctica de la acción: crear un enemigo y provocar que el adversario golpee para
justificar la acción militar.
El gobierno norteamericano
obtuvo posicionamiento en el Mar Caspio y en el Pérsico, la redimensión de la
hegemonía israelí y se benefició con dos de las más grandes reservas mundiales de petróleo.
En 2004 se operó
una nueva fase del la dialéctica de la acción con la publicación mundial de fotografías donde los soldados de EU aparecieron
torturando y vejando a soldados prisioneros iraquíes, por un lado y por otro el precio del petróleo aumentó de manera exorbitante,
mientras que el ejército israelí incrementó sus ataques a la población palestina en Jerusalén. El uso de esta dialéctica continuará
hasta que la actual Jerusalén haya sido destruida por completo y los judíos, junto con el anticristo firmen el tratado de
paz e inicie la reconstrucción de esta ciudad, con los planos que ya existen, así como la construcción del tercer templo.
El
Papa bueno y el Papa malo
San Pablo advierte que el anticristo aparecerá cuando sea removida la persona que "retiene" su aparición: "Tan
solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene se manifestará el Impío" (2 Ts 2, 6-8). El mismo Señor lo expresó cuando dijo a Pedro, “la roca” : “mira que satanás los ha reclamado
para sacudirlos como trigo, pero yo he orado por ti para que tu fe no falle y tú una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.
( Lc. 31-32).
Este texto se refiere también a que la oración de Cristo hará que la fe del sucesor de Pedro no falle, situación
que lo confirma como roca, lo reafirma como retenedor, antes, durante y después
de ser sacudido como al trigo, lo cual incluye también el ser quitado de en medio, aunque ni su oficio ni la oración de Cristo
para él se modifican. Ser cribado por satanás incluye quitarlo de en medio del lugar en que se encuentra. Es precisamente
en este momento cuando aparecerá el impío.
San Pablo señala
que el Pontífice reinante en la pre-tribulación será apartado violentamente de su lugar, al ser sacudido, para que se manifieste públicamente el anticristo: "Herirá al pastor y se dispersarán las ovejas, y tomaré
mi mano hacia los pequeños. Y sucederá en toda esa tierra, oráculo de Yahvé, que dos tercios serán exterminados y el
otro tercio quedará en ella" (Zac 13, 7-8).
Se manifiesta
un paralelismo entre la Pasión de Jesús y la que sufrirá el Papa y los cristianos fieles a él. También al tratarse de una
profecía que se refiere al "Día de Yahvé", contiene un anuncio para el Papa inmediatamente antes de la llegada del anticristo,
haciéndole saber que habrá un ataque a su persona con la finalidad de dispersar a las ovejas unidas a él y embestir contra
los más débiles en la fe.
No dice que matará
al pastor, sino que lo herirá. Esto implica que habrá un papa legítimo, el que
fue quitado de en medio y otro ilegítimo o antipapa, conocido como “profeta del anticristo” o “falso profeta”,
que usurpará su magisterio y que será no solo el líder de una Iglesia apóstata apartada de la doctrina cristiana. Esta "Nueva Iglesia" reemplaza las exigencias morales, cosa que ya se vive en numerosas
diócesis del mundo, por una doctrina que agrada a los hombres, a la que ya nos han encaminado numerosos obispos con la desacralización
y la escenificación tipo show en ceremonias religiosas. Públicamente respaldará al anticristo como el Mesías esperado, así
como se hizo creer que ya se ha cumplido el Tercer Secreto de Fátima, con bombo y platillo.
El hecho de haber
sido quitado de en medio, al haber huido de Roma para salvar la vida, el Papa deberá guiar la Iglesia desde catacumbas, (¿desde
México tal vez?) mientras en Roma el impostor avalará a la bestia
Según algunas
predicciones, el Papa saldrá huyendo de Roma en medio de una violenta rebelión que buscará darle muerte. Habiendo logrado
escapar, difundirán una falsa noticia sobre su entierro y será nombrado un Papa ilegítimo, lo que provocará en la Iglesia
enorme desconcierto, cisma y anarquía. Ese pastor espurio es la Bestia del Mar a que se refiere San Pablo, que legitimará
a la Bestia de la Tierra, otro nombre con que el Apocalipsis señala al anticristo.
El Papa San Pío X dijo
en 1909: "Yo vi a uno de mis sucesores huir sobre los cadáveres de sus hermanos. Él tomará refugio disfrazado en algún lugar
y después de un corto retiro, él morirá una muerte cruel". Sofía María Gabrielle tuvo la revelación, en 1981, de que "Habrá
una crisis en la Iglesia, centrada en el papado Vaticano, en que la Iglesia quedará dividida en dos bandos". El beato Joaquín Piccolomini, en el siglo
XIII, reveló que "Hacia el final de los tiempos, el Papa será derrocado y la sede de Pedro será usurpada". La beata Ana María Taigi, en el siglo XIX, también vaticinó que "La religión será perseguida y los sacerdotes
masacrados, el Santo Padre se verá obligado a salir de Roma".
San Pío de Pietrelcina
vaticinó, al recién ordenado sacerdote Karol Wojtyla, en 1947, que sería Papa y le dijo que en Roma habría derramamiento de
sangre. En 1820 Ana Catalina Emmerick escribió: "Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias
de la falsa Iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del anticristo,
aparecerá una religión falsa que estará en contra de la unidad de Dios y de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que
se haya visto en el mundo".
Malachi Martín,
por treinta años exorcista, alertó: "Una conspiración diabólica de altos intereses
políticos, financieros y religiosos se halla en disposición de alcanzar su último objetivo, su utopía, instaurar una sociedad
global, centralizada, socialista y atea. Los integrantes de dicho complot, que sólo tienen en común su terrible sed de poder,
planean hacerse con la más .antigua, perfecta y estable maquinaria del mundo: el Vaticano. Y en el ojo del huracán está el
Papa, un genio geopolítico cuya eliminación se revela como solución a corto plazo. América, Europa y Rusia conforman el escenario
de los dramáticos sucesos que tendrán lugar con el último Papa, sucesos de una magnitud tal que bien podrían cambiar el curso
de la historia".
Sólo hasta este
momento se hará realidad las prédicas de algunas denominaciones cristianas que identifican al Papa con la bestia apocalíptica
y tendrán que corregir a identificar al falso Papa con el profeta del anticristo.
Sólo existe un
precedente histórico, en el que un Papa fue forzado a renunciar para elegir a otro. Tras la muerte del Papa Nicolás IV, en
1292, los cardenales, eligieron a Pedro el Ermitaño como Papa quien tomo el nombre de Celestino V y resultó ser estricto y austero, cosa que ya no gustó a los cardenales. Seis meses después lo obligaron
a renunciar. Temiendo un cisma, el sucesor ilegítimo Bonifacio VIII, lo mantuvo ocultamente en prisión hasta que finalmente
fue asesinado.
Nadie sabe "el
día y la hora" en que todo esto sucederá. (Mt. 24, 36), pero por las señales
sabemos que el inicio de la Gran Tribulación esta a la puerta.
Lucubrando sobre
el tiempo, como lo hicieran algunos en el pasado y con las precauciones del caso, son dignos de mencionarse los cálculos de
Carlos Vidal Martínez, profesor de matemáticas espaciales en la Escuela Militar de Madrid. Descubrió una cronología idéntica
entre cada una de las epifanías marianas y la transpoló a la semana de la pasión de Cristo y a las 70 semanas de Daniel. Concluye
que el "viernes santo" de la Iglesia va de finales del 2003 a mediados del 2007, que el "sábado santo" se sitúa entre el 2007
y el 2011, y que el "domingo de Resurrección" (retorno de Jesucristo), será en el 2012.
Sabiendo que
la 70a semana de Daniel dura siete años (al igual que las 69 anteriores) se puede deducir, que la Gran Tribulación comenzará
en el año 2005 y terminará en el 2012. En el calendario maya la historia humana actual concluye el año 2012.
México
entre las naciones
México, como
el resto de las naciones, presenta signos de predilección de Dios y los mexicanos creemos que son singulares. Confiamos que
tendrán su plenitud, y volcarán a todo el pueblo hacia la santidad, cuando el Espíritu Santo en el Gran Aviso o Gran Advertencia
--de la que adelante trataremos—inunde la tierra.
Sin embargo,
estos signos históricos para el pueblo de México no pasan por encima de las palabras de Cristo cuando dijo que “son
muchos los llamados, pero pocos los elegidos”, esto es, que la invitación es para todos, pero pocos la vivirán hasta
sus últimas consecuencias.
Por ello no podemos
decir que por el hecho de haber elegido a un pueblo, este será fiel hasta el
final, aunque confiemos en que en el caso de México con la efusión del Espíritu Santo todo el pueblo se vuelque a la conversión
sincera y permanente para ser fiel hasta el último momento.
Lo que mejor
hemos hecho como humanidad es demostrar al Señor que cuando se elige a un pueblo, este termina utilizando las cosas santas
para fines políticos y de poder. Esto ocurrió con el pueblo de Israel e incluso ha ocurrido con nuestra Iglesia Católica,
sin que por ello pierda la santidad de su ministerio.
Reiteramos que
Dios no se arrepiente de su elección, Israel sigue siendo el pueblo elegido y la Iglesia Católica es el Israel de espíritu,
con la plenitud de la Gracia Santificante y de los auxilios para la salvación y la santificación de los hombres. Esto no significa
que en su interior no existan hombres perversos y malvados, como lo expresa el misterio de la raíz de la cizaña mezclada con
la del trigo, pero también hay hombres buenos y santos, muy santos. Lo mismo ocurre en todas las sociedades de los hombres,
hay buenos y malos, y ambos coexisten hasta que sean separados por los ángeles de Dios.
En este sentido,
México cuenta con vastos signos de la predilección divina, pero ello no lo hace inmune de las consecuencias de las elecciones
que libremente cada quien tome. Así podemos decir que no todos son mexicanos auténticos, como no todos son judíos o católicos auténticos, sino solamente aquellos que viven con todo su corazón, con toda su mente y con
todo su espíritu lo que ello significa.
El Reino de Dios
no proviene de la política ni de los poderes que el hombre ha establecido en la tierra, por tanto, si bien el trabajo bien
hecho en nombre de Dios para el bien del prójimo es santificador, independientemente de la actividad lícita que se realice,
y contribuye a la edificación del Reino de Dios, no lo son las acciones planeadas meticulosamente para infiltrar al poder
político o económico con la idea de que algún día se podrán servir de esos instrumentos para utilizarlos para el bien. Un
árbol malo no puede dar frutos buenos.
Esta estrategia
que han puesto en marcha organizaciones que dicen ser cristianas, católicas, no viene a ser sino un engaño más del demonio
cuando los medios que utilizan dejan de lado la santificación propia a través del servicio que implica el mandamiento nuevo
que Cristo nos dejó: “que se amen los unos a los otros como Yo los he amado.” (Jn. 13. 35-35). No es más importante
llevar a cabo los planes humanos de avance estratégico en nombre de Dios, que servir al prójimo, que perdonar al hermano o
buscar la salvación del “enemigo” con sacrificios y oraciones.
Así encontramos
a personas que han dedicado toda su vida a trabajos que consisten en infiltrar a gobiernos, instituciones de poder, incluso
hasta la propia Iglesia, con el objeto de obtener el control para desde allí hacer un supuesto bien.
Cristo dejó bien
claro cuales son los medios de la salvación del hombre y ninguna estrategia humana que los manipule, o los utilice para hacerse
del poder, puede servir a Cristo, ni siquiera a sí mismo. Estas acciones vienen a ser ni más ni menos que una forma más con
la que el demonio expande su reino fugaz, engañando, como Cristo lo advirtió incluso a los elegidos.
Aquel que tenga la fe y la esperanza, pero que no tenga la caridad, se engaña, como bien dijo San Pablo. Como
lo expresa el libro de la Revelación, quien tenga el sello del anticristo en su mano o en su frente, será precipitado junto
con la bestia. Quienes no tengan la imagen de Cristo, tienen la de la bestia. Aunque alguien esté en el banquete real, pero
no tenga puesto el traje de bodas, será echado fuera. Habrá quienes se vuelquen tras su vida de desamor a Dios, llenos de
la compunción y el don de lágrimas, pero entre ellos habrá quienes vivan la efusión del Espíritu Santo como lo dijo Nuestro
Señor, como semilla que cae en el camino, y otros las preocupaciones del mundo los absorberán, otros la gran tribulación los
bloqueará y otros de plano, como en el caso de los parientes del rico Epulón¸ “si no escuchan a Moisés y a los
Profetas, ni aunque resucite un muerto se convertirán”. (Lc. 16. 31).
Aclarado eso, sabemos que es católico el que vive como tal, que es judío el que vive como tal y que tiene la
elección de los signos que Dios ha escrito para México, el que se adecua a ellos, por lo que no todo el que grita “¡Viva
el Papa!” está verdaderamente con el Papa, aunque se haya reunido con él,
tal cual no todo el que diga Señor, Señor entrará en el Reino de los Cielos
(Mt. 7. 21-27), y tampoco el hecho de que Jesús haya predicado en nuestras plazas o curado a nuestros enfermos es garantía
de nada. Solamente los que cumplan la voluntad de Dios son los elegidos. Por tanto, unas señales no garantizan que el pueblo
al que le fueron entregadas se salvará masivamente, o que será por ese simple hecho un soldado de Cristo. Un extranjero puede
ser más israelita que uno que haya nacido en aquella tierra, como lo constató el mismo Señor con extranjeros que tenían más
fe que todos los judíos. Uno que no sea mexicano que viva el perfil de lo expresado en las señales de Dios, es más mexicano
que miles de nosotros gritando ¡Viva el Papa!, pero que en nuestra vida diaria nos comportamos como paganos.
Puntualizado
lo anterior pasemos a las señales.
Refiriéndose
al legado que la Virgen María dejó en el cerro del Tepeyac, el Papa Benedicto XIV aplicó a la nación mexicana lo expresado
por el Rey David que se refiere a Israel: Dios no hizo cosa semejante con ninguna otra nación.
La predilección
de la Virgen de Guadalupe por México brillará entre las naciones durante la Gran Tribulación, cuando se distinga la acción
espiritual de quienes nazcan de María, con la imagen perfecta de Cristo, consumándose el sentido de la revelación de la imagen
de Nuestra Señora cuando se apareció encinta en el ayate de Juan Diego. Este hecho proclamará la lucha entre la "Mujer vestida
de sol" y la "Serpiente", batalla que culmina con la victoria final de la Mujer y con la renovación admirable de todo el orden
cósmico y humano.
La presencia
de María en México ha tenido la finalidad de preparar a los mexicanos –y a todos, sin importar raza o nación--- que
quieran revestirse de su pureza y nacer de sus entrañas a fuerza de acciones santas, con el cumplimiento asiduo de los 10
mandamientos en una conversión de costumbres diaria al modo de María, con las que adquirirán la perfecta imagen de su hijo
Jesucristo y habrán construido así el templo eterno que ella mandó edificar.
La misión de
quienes tengan este perfil en los Últimos Tiempos, será la de constituir la verdadera Iglesia de Cristo y proclamarla frente
a la impostura demoniaca del anticristo y su profeta y anunciar el verdadero retorno de Jesucristo, tal como Él lo
manifestó, glorioso y desde el cielo, entre las nubes, rodeado de sus ángeles. Al mismo tiempo testimoniarán ante el mundo,
su fidelidad al Papa legítimo. Será la gracia de quienes hayan logrado construir en ellos al templo de Dios que ordenó la
Virgen de Guadalupe, quienes tendrán el mandato y el carisma especial de adhesión al Papa legítimo, los cuales despuntarán
espontáneamente al momento del caos y la división.
Iniciando en
México, se levantarán las voces que proclamarán a María como Corredentora, y es hasta este momento, que la disputa teológica
en torno al papel de María, tendrá punto final. La controversia forma parte del antagonismo soterrado que en su momento se
hará manifiesto, y tiene que ver con el desarrollo de los acontecimientos en Roma.
La canonización
de Juan Diego inició la construcción del templo que la Virgen de Guadalupe ordenó edificar, con almas y cuerpos de hombres,
mujeres y niños, de toda raza pueblo y nación. Ese es el verdadero templo de Dios, el que Él quiere, porque todos los demás
serán destruidos, como adelantó el Señor cuando los discípulos no alcanzaban a ver que el templo que Dios ama es el templo
del cuerpo de Cristo, que habremos de edificar una vez que nos convirtamos a Él con la compunción del corazón, como estado
permanente de nuestras almas, en María, modelo de todo templo que los hombres quieran edificar para Dios, porque fue instituido
por Dios Mismo, por cada una de sus tres divinas personas.
Con la canonización
de Juan Diego, el Papa Juan Pablo II reconoció que la imagen de María no solamente estaba impresa en el ayate, sino sobre
todo, en el alma de este santo varón y que con el trabajo de construir el templo que la Virgen mandó, ni más ni menos que
adquiriremos esa misma imagen en nuestras almas y con ello se consumará el nacimiento que anuncia esta misma imagen, al aparecer
encinta: el nacimiento de Cristo en cada uno de quienes quieran cumplir con el mandato.
La esencia de
la aparición de la Virgen María en México se revelará en su plenitud cuando la Mujer, perseguida por la Serpiente, huya al
desierto con las alas del águila, para refugiarse, ser alimentada con la santidad,
y preparar la victoria de su Hijo.
La mujer, que
es figura de la Iglesia, se refugiará en el desierto, que es figura del lugar de penitencia, o mejor dicho, del lugar donde
muchos cristianos alcanzaron la santidad plena, el lugar donde el hombre se encuentra en intimidad con Dios. Allí será alimentada
con la gracia santificante (Mc. 3. 34-35), con la plenitud de las virtudes, con las plenitud de la obras de caridad, con la
plenitud del don de lágrimas que nos obtiene la compunción del corazón (Lc. 7. 47) y con la pureza de corazón (Mt. 5. 8) que
permite ver a Dios y que alcanzaremos en María con la Virginidad de Espíritu. Y también con el sufrimiento de la persecución.
Así se prepara la victoria final de Cristo.
En los Últimos
Tiempos este habrá de ser el papel de los mexicanos que acepten la elección y de quienes quieran ser mexicanos de espíritu,
como lo fue el Papa Juan Pablo II.
El libro "Quetzalcóatl
y Guadalupe", de Jaques Lafaye cita sermones del siglo XVIII: "La Virgen María, aparecida en su imagen de Guadalupe, dotó
a los mexicanos de un carisma de identificación con la Mujer del Apocalipsis. Al referirse a las profecías atribuidas al apóstol
San Juan, dejaba ver en la mariofanía del Tepeyac el anuncio del Fin de los Tiempos, a los cuales subsistirá la Iglesia parusíaca
de María. Del mismo modo que Dios había elegido a los hebreos para la encarnación de su Hijo Jesús, del mismo modo María,
la redentora del Final de los Tiempos, la que triunfará sobre el reino del anticristo, quiso elegir a los mexicanos".
México nace con
el símbolo del águila devorando a una serpiente, lo que implica no solamente el trabajo que cada mexicano debe realizar de
eliminar el mal que lleva dentro y que manifiesta en sus actos, sino que implica una misión trascendente que se revela plenamente
al final de los tiempos, en el que María quebrantará la cabeza de la serpiente, la que rige sus acciones, para dar
cumplimiento al designio divino que anuncia el retorno glorioso de Cristo.
En el contexto
apocalíptico, el águila y la serpiente figuran a las dos mujeres de la Revelación: la mujer vestida de sol y la gran ramera.
La primera es sin duda la Virgen Santísima de Guadalupe, encinta, y también lo
es la Iglesia verdadera. La segunda es la iglesia falsa, la simiente de la bestia. El trigo y la cizaña, el verdadero pueblo
de Israel y la burda imitación satánica. En este sentido, será en México, más que en cualquier otra parte del mundo, donde
se vivirá a la santidad en su máxima expresión, al igual que la perversión en su máxima expresión. Esta última caracterizada
por la serpiente, la simiente del anticristo, el misterio del que escribió San Juan: “ver en el lugar de la religión
verdadera, en el lugar de la Iglesia verdadera, a la religión prostituida, a la Iglesia falsa; en el lugar del santo de los
santos, al misterio de la iniquidad; en el lugar del sacramento de la salvación al signo de la perdición, al maligno”,
como expresa Luis Eduardo López Padilla en “El Sol Eclipsado” .
Este símbolo
implica también que en nuestra patria habrán de enfrentarse el bien contra lo más acérrimo del mal, que si bien existirá una
simiente de la luz, también aquí estará la simiente del mal, que irremisiblemente habrá de perecer con la Parusía de Cristo.
Por un lado, la nación está llamada a convertirse en águila que devora a la serpiente, y por otro existe una simiente perversa,
la más perversa del mundo, que buscará aniquilar al águila, en una lucha singular que se dará en lo individual y en lo colectivo.
La
mujer ramera estaba "embriagada con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús" (Apoc. 18, 6) hacía
lo que Cristo maldijo: "Ay de vosotros que edificáis tumbas suntuosas a los antiguos profetas, y si hubiesen vivido en su
tiempo, les hubieses dado muerte, como lo hicieron vuestros padres, y como estáis a punto de hacer conmigo, que soy el profeta
sumo, el Mesías prometido” (Cfr. Lev. 11, 47; Mt. 23, 29). La gran ramera se hartará y gozará exterminando y persiguiendo
a los santos, y a semejanza de los contemporáneos de Jesús, derramará la sangre
de los profetas inocentes, la sangre de los mártires de los últimos tiempos.
El águila, la
Mujer vestida del sol, padecerá "dolores de parto", y por su parte el
Dragón (la serpiente) estará a punto de tragar a su hijo, que se va a salvar de milagro, por intervención divina; y ella se va a salvar, es decir, la Iglesia Verdadera,
porque huirá al desierto, como ya explicamos, a la soledad con dos alas de águila, y aún allí la perseguirá la oleada
de agua sucia que el Dragón vomitará contra ella y que la tierra se tragará, esto es, que la humildad de María, como sello
de esta Iglesia confundirá la soberbia del dragón y esto la preservará de sus acechanzas. La mujer vestida de sol, ya alimentada
con los frutos del desierto, --habiendo edificado en sí misma, con cada uno de los hombres mujeres y niños que la constituyen
el templo que la Virgen de Guadalupe ordenó construir y cuando cada uno refleje la imagen de Cristo en su alma, la verdadera
imagen de María, que es la más perfecta imagen de Cristo, con el fuego purificador y el crisol del sufrimiento—tendrá
las medidas, los adornos y las caractrísticas de la nueva Jerusalem, "engalanada como una novia ataviada para su esposo"
(Apoc. 21 y 22).
El águila, la
Mujer vestida de sol con la luna a sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas, es la Iglesia de los últimos tiempos,
la Iglesia fiel a Cristo su esposo que será llevada al desierto para alimentarse con los frutos celestiales con los que allí
Dios alimenta a los santos: la compunción del corazón, el don de lágrimas, la virginidad de espíritu, el cumplimiento de los
10 mandamientos, las tres virtudes teologales y cardinales, los 7 dones del Espíritu Santo las siete virtudes capitales, las
14 obras de misericordia, la pobreza, obediencia y castidad; la estabilidad, la conversión de costumbres, la perfecta semejanza
con María, las virtudes de las virtudes de las siete iglesias, todos los oficios de las parábolas del Evangelio; todas las
virtudes de los santos fundadores de congregaciones y órdenes religiosas y todo lo que no alcanzamos a entender por lo que
Dios eligió a María para ser su Hija, Madre y Esposa, trono y sagrario de la Santísima Trinidad.
Estará revestida
para las bodas del cordero, con el anillo de compromiso que Dios le habrá dado
con la efusión del Espíritu Santo y llena de amor a sus ojos.
La serpiente,
la mujer ramera y blasfema es la religión adulterada, la falsa iglesia de los últimos tiempos que sumará todas las perversiones
de todas las religiones para pretender hacer una sola antiiglesia con un solo antipastor, estará encabezada por un falso profeta
por un papa falso y por un falso mesías, el anticristo. Prostituida y teniendo como sacramentos a los poderes de este mundo y a toda perversión humana, estará asentada sobre la formidable potencia política,
tiránica y militar que desarrollará el nuevo orden mundial para que surja en breve el imperio del anticristo.
Otro signo para los mexicanos es la peregrinación de los aztecas hacia el lugar donde se edificaría la Gran
Tenochtitlán simboliza el camino del guerrero de Cristo hacia su iluminación y santificación, para poder convertirse en fundador
de la ciudad de la luz, el cual no excluye la entrega de la vida y el sufrimiento que se menciona para poder entrar al desierto
donde adquirirá la ciudadanía divina.
El Himno Nacional
es otro símbolo grandioso que expresa el destino de los mexicanos. Por ello inicia con una llamado de alerta: “Mexicanos,
al grito de: ¡Guerra!, el acero aprestad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón”.
El triunfo glorioso
de los hijos del águila también se expresa en este canto, quienes recibirán el galardón de la paz de los Hijos de Dios, tras
la batalla, así como el destino trascendente: “Ciña ¡oh Patria! Tus sienes
de oliva, de la paz el arcángel divino, que en el cielo tu eterno destino, por el dedo de Dios se escribió”.
También se expresa
el perfil de los mexicanos que habrán de expulsar al “extraño enemigo”, el anticristo: “Mas si osare un
extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo, piensa ¡Oh Patria Querida! Que el cielo, un soldado en cada hijo te dio”.
El poder y la
virtud de los hijos del águila María también se expresa en el Himno que se refleja en la estrofa: “Antes Patria que
inermes tus hijos, bajo el yugo su cuello dobleguen, tus campiñas con sangre se rieguen, sobre sangre se estampe su pie. Y
tus templos, palacios y torres, se derrumben con hórrido estruendo, y sus ruinas existan diciendo: ¡De mil héroes la patria
aquí fue!”
Esta estrofa
hace clara alusión a la batalla final, al periodo de la Gran Tribulación de la cual los hijos del águila serán transformados
gloriosos al igual que Cristo.
El Señor dice
en el libro del Eclesiástico (39.13-21): “Oídme, hijos santos, y floreceréis como rosal que crece junto al arroyo. Derramad
suave aroma como incienso y floreced como el lirio, exhalad perfume suave y entonad cánticos de alabanza. Bendecid al Señor
en todas sus obras... Las obras del Señor son todas buenas; sus órdenes se cumplen a tiempo, pues todas se hacen desear a
su tiempo; a un mandato suyo se cumple lo que Él quiere y no hay quien impida su obra de salvación... Extiende su mirada desde
el principio hasta el fin de los siglos y nada hay admirable ante Él. No hay lugar para decir “¿Qué es esto?, ¿Para
qué es esto?” Todas las cosas fueron creadas para sus fines”.
La elección de
convertirse en águilas, hijos de María o de ser hijos de la serpiente, es de cada uno.
El
trabajo de Benedicto XVI
Tras el trabajo del sol, que era el símbolo de Juan Pablo II, viene
la gloria del Olivo, que es el símbolo del Papa Benedicto XVI, y que representa la paz del orden que ha emprendido para la
Iglesia, con la ortodoxia. Es una especie de triunfo, análoga a la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, tras de la cual
el Señor sacó del templo a los vendedores y directamente cimbro a los poderes terrenales de quienes se habían apoderado del
templo para sus fines personales de poder y riqueza.
Es posible que en esa misma analogía lo
que sigue es la pasión, muerte y resurrección del Cuerpo Místico de Cristo, ya que a toda acción corresponde una reacción
en sentido opuesto y de estar en lo cierto, el traidor ya ha negociado con los poderosos del mundo, para entregar al representante
de Cristo en la tierra, con lo que se aproxima el jueves y el viernes santo de la Iglesia. Una señala de ello puede ser la
profusa propaganda con la que fue anunciado en todo el mundo “El evangelio de Judas”, acompañado del cual en todo
el mundo se difundió la versión de que Judas no fue traidor, sino que “ayudó” a Jesús a cumplir su misión por
habérselo pedido el mismo Señor. Incluso se resaltó a Judas como “el valiente”, y “el único que acepto ese
trabajo que pedía Jesús”.
A nuestro modo de ver las cosas, eso viene a preparar
también el camino del Judas colectivo que entregará al cuerpo místico de Cristo al sufrimiento y a la muerte, pero resucitará
al tercer día.
Qué ocurrirá primero y qué después
Una de las dificultades
que han encontrado los estudiosos de La Revelación es la secuencia de los eventos anunciados, dificultad que se irá diluyendo
en la medida en que avancen los sucesos y la Gracia de Dios se manifieste por medio de los elegidos.
Aquí anotamos
el orden con el que muchos concuerdan, y que consiste en que el periodo denominado Últimos Tiempos, es el que engloba
a los siguientes eventos: La Gran Tribulación, El Gran Aviso, el reinado del anticristo, la batalla del Armaguedón, El Milagro, El Castigo y El Juicio de las Naciones, y finalmente, la Parusía de Nuestro Señor
Jesucristo. Los siguientes eventos marcan la era del universo regenerado, con la conclusión de la historia humana en la tierra:
la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo, El Juicio Final El Reino de mil
años de los Corazones de Jesús y María.
No hay aún acuerdo
entre los estudiosos sobre la secuencia de algunos de estos sucesos ni de su duración en el tiempo como lo conocemos, por
lo cual nos avocaremos exclusivamente a explicar lo que tenemos en vísperas.
La Gran Tribulación
dura siete años e inicia con el periodo de tres años y medio de ascenso del anticristo y es precisamente durante este primer
periodo, en el que ocurrirá lo que se llama El Gran Aviso o la Gran Advertencia o simplemente la advertencia.
En este mismo periodo y después de la advertencia vendrá El Milagro. A finales del segundo periodo de tres años
y medio, que coincide con el reinado del anticristo vendrá El Castigo, que es el Juicio de las Naciones.
Durante la Gran Tribulación, en curso o
después de la advertencia y del milagro y previo al castigo, ocurrirá la venida, predicación, prodigios, muerte a manos del
anticristo, la resurrección y elevación al cielo de los dos testigos de Dios, que son, según la tradición, los profetas Enoch
y Elías. Estos profetas “echarán fuego por la boca, que quema por completo a sus enemigos; así morirá cualquiera que
quiera hacerles daño... tienen el poder para cerrar el cielo, para que no llueva durante el tiempo en que estén hablando de
parte de Dios y también tienen el poder para cambiar el agua en sangre y para hacer sufrir a la tierra con toda clase de calamidades,
tantas veces como ellos quieran. Pero cuando hayan terminado de dar su testimonio, el monstruo que sube del abismo, los atacará,
los vencerá y los matará. Sus cadáveres quedarán tendidos en las calles de la gran ciudad donde fue crucificado su Señor...
Y por tres días y medio la gente
de distintos pueblos, razas, lenguas y naciones verá sus cadáveres y no dejará que los entierren. Los que viven en la tierra
se alegrarán de su muerte. Estarán tan contentos que se harán regalos unos a otros, porque aquellos dos profetas eran un tormento
para ellos. Pero al cabo de los tres días y medio, Dios los revivió y se levantaron otra vez, y todos los que los vieron se
llenaron de miedo. Entonces los dos testigos oyeron una fuerte voz del cielo que les decía: ¡Suban acá! Y subieron en una
nube y sus enemigos los vieron. En aquel mismo momento hubo un gran terremoto
y a causa del terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y siete mil personas murieron. Los que aún quedaron con vida,
llenos de miedo alabaron a Dios que está en el cielo.” (Apoc. 11. 4-13).
Es posible que los enemigos de Dios digan
que estos testigos son extraterrestres que vienen a preparar la invasión de la tierra, como ya desde hace años la ideología
dominante viene advirtiendo a través de numerosas películas.
También durante o después de la advertencia
y el milagro, y previo al castigo, ocurrirá la exaltación de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, o de los Santos de los
Últimos Tiempos.
San Luis de Montfort (1673-1716)
escribió: "En la Segunda
Venida del Señor, María será dada a conocer de una manera especial por el Espíritu Santo, de modo que por su medio, Jesús
sea mejor conocido y servido...María brillará más que nunca en esos últimos días para hacer volver a los pobres pecadores
que se han descarriado de la Familia de Dios...Sin embargo, las almas endurecidas por la impiedad provocarán una rebelión
terrible contra Dios, tratando de descarriar a las almas (incluso a las se opongan a la rebelión), y causarán que muchos caigan
como consecuencia de sus amenazas, acechanzas y promesas halagüeñas... Satanás, sabiendo que le queda poco tiempo, redoblará
sus esfuerzos y sus ataques. Conjurará crueles persecuciones y tenderá terribles asechanzas en el camino de los fieles...
María elevará a los apóstoles de los últimos tiempos para que luchen contra el maligno... Serán pequeños y pobres ante
los ojos del mundo y hasta perseguidos por otros miembros del Cuerpo de Cristo”. (Mt. 10. 21-24).
Estos Apóstoles de los Últimos Tiempos
serán especialmente formados por la Santísima Virgen María, seleccionados de entre los hombres, y su misterio radica en que
serán pequeños y pobres ante los ojos del mundo (Lc. 21. 4) y hasta perseguidos por otros miembros del Cuerpo de
Cristo, pero tendrán gran celo por la voluntad de Dios, por su templo que es la Virgen y gran poder para obtener victorias
formidables en orden de la gracia, y una gran conciencia de quienes sirven, que dicen de sí: “Siervos inútiles somos,
sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer” (Lc. 17. 10).
Ellos serán reunidos no solamente del seno
del catolicismo (Lc. 9. 49-50), sino de todas las religiones y pueblos (Lc. 14. 15-24), una vez convertidos por la efusión
del Espíritu Santo en el día de la Advertencia.
El profeta Zacarías menciona que vendrán
de todas las naciones: ““Canten de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo vengo a vivir entre ustedes”.
Cuando esto suceda, muchas naciones se unirán al Señor. Y Él dirá: “También estas naciones serán pueblo mío, y Yo viviré
entonces entre ustedes”” (Zac. 2. 10-11).
Incluso podrán haber sido grandes pecadores
en su vida anterior, y cuya compunción los convierta en apóstoles. “Mucho se le ha perdonado, porque mucho ha amado”,
dijo el Señor (Lc. 7. 47), y también dijo: “Los últimos serán los primeros” (Mt. 20. 16). Ayer como hoy y como
mañana, está abierta la puerta para que los publicanos y las prostitutas se adelanten en el reino de los cielos, porque
hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por 99 justos que no necesitan arrepentirse (Lc. 15.
7), esto es que es más agradable a los ojos de Dios, un corazón contrito (Sal. 50. 17) que uno que cree que no necesita de
contrición (Lc. 18. 9-14).
También participarán aquellos que desde
antes se hayan convertido a Dios por María, provenientes de distintos grupos religiosos y cada uno tendrá inscrito en su corazón
por María la obra que deberá realizar: “Yo, el Señor, protegeré a los que
viven en Jerusalén. Los más débiles serán tan fuertes como el Rey David, y los descendientes de David serán como Dios, como
el ángel del Señor, que va frente de ellos. En aquel tiempo destruiré a cualquier nación que ataque a Jerusalén” (Zac.
12. 8-9).
San Luis de Montfort
escribió: "...el Altísimo y su Santa Madre formarán grandes santos para Sí, que sobrepasarán a la mayoría de los otros santos
en santidad, como los cedros del Líbano sobrepasan a los pequeños arbustos. Estas grandes almas llenas de gracia y fervor,
serán elegidas para enfrentarse con los enemigos de Dios, los cuales descargarán su furia por todas partes. Estas almas serán
especialmente devotas a Nuestra Señora, iluminadas por su luz, fortificadas por su alimento y guiadas por su espíritu, sostenidas
por su brazo y cobijadas bajo su protección, así pelearán con una mano y construirán con la otra. Lucharán con una mano, derrocando
y aplastando a los herejes con sus herejías, a los cismáticos con sus cismas, a los idólatras con sus idolatrías y a los pecadores
con sus impiedades...a través de sus palabras y su ejemplo atraerán a todo el mundo a la verdadera devoción a María. Esto
les acarreará muchos enemigos, pero también muchas victorias y mucha gloria sólo para Dios.”
El
Gran Aviso
El Señor exclamó: “Yo he venido a
prender fuego en el mundo; y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!” (Lc. 12. 49). Por El Gran Aviso o Advertencia,
cada hombre, mujer y niño, vivirán el estado de su alma mediante la iluminación de su conciencia, de su inteligencia. El fuego
del Espíritu Santo con la divina verdad penetra en el corazón, en el alma y en la mente de toda la humanidad y cada persona
verán su vida. Será un magnánimo, extraordinario y único regalo de misericordia que vendrá de Dios para que nos convirtamos
a Cristo en María.
Zacarías proclama: “Colmaré con mi Espíritu de bondad y oración a los descendientes de David y a los habitantes de Jerusalén.
Entonces mirarán al que traspasaron, y harán duelo y llorarán por él como
por la muerte del hijo primogénito. Se hará en Jerusalén un duelo tan grande como el duelo por Hadad-rimón en la llanura del
Megido. Familia por familia, cada una por su lado harán duelo en el país..” (Zac. 12. 10-12).
Se ha denominado “Gran Aviso”
o “Advertencia” a esta efusión del Espíritu Santo, debido a que es más fácil de entender que se trata de una oportunidad,
aunque estrictamente se trata de un regalo de Dios, exclusivo, único e irrepetible en la forma como se dará.
Esta efusión del Espíritu Santo producirá
la iluminación en todos los hombres. No es que haya estado fuera de su alcance siempre y solamente hasta este momento pueda
acceder a ella, sino que solamente los pocos que han querido regirse por la voluntad de Dios con generosidad la han alcanzado
en todos los tiempos.
San Juan de la Cruz explica en qué consiste
este camino, en la “Subida al Monte Carmelo”, y Santa Teresa de Jesús en “Las Moradas”. En general
se trata de un estado del alma que, avanzada ya en el camino de enderezar el corazón a los preceptos de Dios, ha purificado
sus sentidos externos e internos y entra en la “noche del espíritu”, en que habrá de desprenderse de todo lo terreno
para prepararse a la unión con Dios.
En la teología mística se llama “vía
iluminativa”, que viene después de la “vía purgativa”. Así, la Advertencia conjunta tanto las purgaciones activa y pasiva de los sentidos, con las purgaciones activa y pasiva del
espíritu, como la iluminación interior que viene a consecuencia de estas.
Por esto decimos que se trata de un regalo
magnánimo de Dios (Mc. 2. 17) al hombre, porque a la Advertencia se aplica perfectamente la parábola de los trabajadores
que fueron contratados al final de la jornada, y que sin embargo recibieron el mismo salario que aquellos que trabajaron todo
el día (Mt. 20. 1-16). “Los últimos serán los primeros”, no por merecimientos propios, sino por la gran bondad
de Dios. (Mc.10. 31).
Alegrémonos, porque a muchos, el alcanzar
este regalo de Dios, les costo ir al desierto y hacer penitencia años enteros y a otros les ha costado años en monasterios
y conventos, a otros muchos años de vida matrimonial. Estos fueron contratados, unos al principio de la jornada, y otros a
media jornada. Los últimos deben estar dispuestos a amar más al dueño del viñedo, toda vez que dará el mismo salario que a
aquellos, por unas cuantas horas de trabajo, y también porque les habrá perdonado más.
Ciertamente el regalo implica un gran sufrimiento
para todos, y es por ello que las revelaciones privadas adelantan que muchos “morirán de la impresión”, lo cual
se debe a que todos veremos nuestras iniquidades una por una y daremos cuenta que desde lo profundo de nuestro ser sale por
sí solo el sufrimiento de la compunción del corazón, de vivir con todo el ser el arrepentimiento por cada uno de esos actos,
incluso los más pequeños (Mt.12. 36-37), pues se nos revelarán como actos de desamor. Así, el sufrimiento proviene de la disposición
de la persona, de querer jamás haber cometido tales actos, por lo que acepta ese sufrimiento y lo deja brotar, hasta que quede
saldada la deuda. Querrán todas las personas ir a pedir perdón a quien ofendieron (Lc. 12.57-59), aunque aquella persona no
se acuerde del hecho o no le haya dado importancia. Incluso el hecho de que aquel hermano no crea necesario perdonar, por
considerar insignificante el acto por el cual se le pide perdón, producirá llanto amargo. Eso sucederá con todas las acciones
desde que tenemos uso de razón. Al mismo tiempo se vivirá en efecto, como una
ofensa hecha a Cristo, por lo que sufriremos aquello que dijo el Señor: “Aquello que dejaron de hacer a uno de estos,
mis más pequeños hermanos, conmigo lo dejaron de hacer” (Mt. 18. 6-7; 25. 45) y también cuanto no hemos perdonado se
sufrirá (Mt. 18. 23-35). Todos tendremos la oportunidad de convertirnos en el Hijo Pródigo, y el Señor, al vernos retornar
(Lc. 11. 11-13) , se enternecerá profundamente y correrá a nuestro encuentro, con abrazos y besos (Lc. 15. 11-24).
Esta presencia del Espíritu Santo es la
que claman diariamente quienes rezan en la Iglesia la Liturgia de las Horas
a la hora de Tercia –algunos sin darse cuenta y muchos ya ni rezan esa hora, admirablemente conservada inmutable en
los monasterios y que instauramos para todos los portadores de la Cruz de Cristo Crucíferos, desde México para todo
el mundo. Veni Creator Spíritus. Mentes tuorum visita, Imple superna Gratia que tu creasti pectora. Ven Espíritu Creador,
ven a las mentes de los tuyos, llena de gracia celestial las mentes y los pechos que tu creaste. Esta oración se ha mantenido
en el pueblo de la siguiente manera: “Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, enciende en ellos el
fuego de tu amor, y todo será creado y se renovará la faz de la tierra”.
Tenemos algunos mensajes de la Santísima
Virgen respecto de este aviso. En la Fiesta de Pentecostés, el 22 de mayo de 1988, el mensaje de Nuestra Señora al Movimiento
Sacerdotal Mariano al respecto fue el siguiente: "...El Espíritu Santo vendrá como un rocío celestial de gracia y de fuego,
que renovará el mundo entero. Bajo Su irresistible acción de amor, la Iglesia se abrirá para vivir la nueva era de su más
grande santidad y resplandecerá con una luz tan fuerte que atraerá a todas las naciones de la tierra. El Espíritu Santo vendrá
para que se cumpla la voluntad del Padre Celestial y el universo entero vuelva a reflejar su inmensa gloria. El Espíritu Santo vendrá para instaurar el Reino de Cristo y será un Reino de gracia, de santidad, amor y paz. Con
su Divino Amor abrirá las puertas de los corazones iluminará todas la conciencias. Cada hombre se verá a sí en el fuego abrasador
de la Divina Verdad. Será como un juicio pequeño. Luego Jesucristo establecerá su Reino Glorioso en el mundo. El Espíritu
Santo vendrá por medio del triunfo de mi Corazón Inmaculado." El 2 de octubre de 1992, Nuestra Santísima Madre dijo nuevamente
al Padre Gobbi cuan milagrosa será realmente la advertencia. Será algo tan grandioso que sobrepasará todo lo que ha sucedido
desde el principio del mundo.
En efecto, gracias
a esta advertencia, la humanidad verá impreso en su corazón y en su entendimiento, la grandeza del sacrificio de Cristo en
la cruz, de la Eucaristía, se dará cuenta de cuanto nos ha amado el Padre que entregó a su Hijo Unigénito quien por su enorme
amor por el padre y por nosotros, se entrego a una muerte y una muerte de cruz. Veremos el ridículo amor que hemos tenido
por Él, ocupados y preocupados por tonterías. También se imprimirá en nosotros lo que María es para cada persona de la Santísima
Trinidad y como también Ella nos ha redimido, en su papel de corredentora. En fin, quien desprecie este regalo, realmente
merecerá la condenación eterna.
A través de una
vidente estadunidense, el Señor resume en 12 puntos lo que ocurrirá con la advertencia:
1.-Será
universal, todas las personas del mundo la vivirán;
2.-El
mundo entero cesará toda actividad, para centrarse exclusivamente en la advertencia que estarán viviendo todos;
3.-Todas
las personas exclamarán su arrepentimiento;
4.-Muchos
pecadores querrán morir;
5.-El
Espíritu Santo levantará a los pecadores de su estado;
6.-Las
iglesias estarán llenas de penitentes;
7.-El
dolor y la confusión llegarán al máximo en todo el mundo;
8.-Los
sacerdotes deberán administrar el sacramento de la confesión las 24 horas del día;
9.-No
habrá “vida normal”;
10.-Toda
la humanidad comprenderá lo que es la verdadera caridad;
11.-Los
fuertes deberán cuidar de los débiles.
Por último conviene anotar lo que Jesús dijo a la Sor Faustina, beatificada en 1993: “Antes de regresar
como Justo Juez, volveré como Rey de Misericordia. Antes de que llegue el día
de la justicia daré la siguiente señal al mundo: Toda luz en el cielo se extinguirá y habrá una gran oscuridad en toda la
tierra. Entonces aparecerá la señal de la cruz en el cielo y de las aberturas en donde estuvieron clavadas mis manos y mis
pies, irrumpirá una gran luz que iluminará la tierra por un tiempo”.
Otras revelaciones indican que este periodo de oscuridad será de tres horas, el cual servirá para la efusión
del Espíritu en que consiste el aviso. Cabe notar que ello implica que a lo largo de los sucesos finales, habrá dos periodos
de oscuridad, como fenómenos cósmicos, este que hemos señalado y el que durará tres días, que constituye el castigo.
Este milagro concuerda con lo que revela el Apocalipsis (Apoc. 12),
cuando a la mujer vestida de sol se le dieron las alas del águila para ser conducida al desierto, donde será alimentada durante
tres años y medio, con el alimento del desierto, el alimento de los anacoretas y los monjes, la palabra de Dios y todos sus
dones, los mandamientos de la ley de Dios, los sacramentos, las virtudes teologales y cardinales, los dones del Espíritu Santo,
las bienaventuranzas, las virtudes que liberan de los siete pecados capitales. Durante
el periodo que la mujer sea alimentada a raíz de que haya sido llevada al desierto con las alas del águila, esto es, con la
advertencia. Esta iglesia será protegida por su humildad delante de Dios, su reconocimiento de lo que es delante de Dios (con
la compunción del corazón que proviene del reconocimiento de lo que Dios ha hecho por cada uno de nosotros y de los que nosotros
hemos hecho por Dios; de cuanto nos ha amado Cristo, y cuan poco le hemos amado nosotros; de la pureza de corazón y de la
virginidad de espíritu, que se adquieren sucesivamente) y por ello el Apocalipsis revela que cuando la serpiente arrojó agua
por su hocico contra la mujer, la tierra (el hombre es de tierra en sentido trascendente cuando tiene la compunción, la pureza
de corazón y la virginidad de espíritu) se abrió para tragarla y no causó daño
alguno a la iglesia que se está alimentando con frutos celestiales por voluntad de Dios. (Apoc. 12.13-18).
“La sabiduría construyó su casa, la adorno con siete columnas; mató animales para el banquete, preparó
un vino especial, puso la mesa y envío a sus criados a gritar desde lo alto de la ciudad: “¡Vengan acá, jóvenes inexpertos! Mandó decir a los imprudentes: “Vengan
a comer de mi pan y a beber del vino que he preparado. Dejen de ser imprudentes y vivirán; condúzcanse como gente inteligente””,
advierte el Espíritu Santo a través de Proverbios 9. 1-6.
En este tiempo, lleno de la sabiduría de Dios, iniciará el cumplimiento de aquello que dice el Espíritu Santo:
“mi deleite era estar entre los hijos de los hombres”. (Prov. 8. 31).
El Milagro
El Milagro ocurrirá, de acuerdo con las revelaciones particulares, en el transcurso
del año siguiente a la advertencia y con este se revelará a la mujer vestida de sol, a la Virgen Santísima, la presencia de
Dios y la renovación de la Iglesia. Con este milagro terminará el periodo de Gracia y dará inicio el periodo de Justicia para
quienes viendo no vieron ni oyendo escucharon, ni quisieron entender en sus corazones, porque no quisieron que Cristo los
salvara. Aunque no se sabe con certeza en qué consistirá dicho milagro, pero será permanente y podrá verse en todo el mundo,
será un milagro de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y de cómo María es corredentora con Cristo, porque es carne
de su carne y sangre de su sangre. Iluminará los cielos. En Garabandal fue revelado
que el milagro ocurrirá un jueves y el día del milagro la Iglesia estará celebrando
la fiesta de un joven mártir de la Eucaristía. Este milagro confirmará la efusión del espíritu Santo que se da en la advertencia,
en beneficio de los que se hayan acogido a Dios.
Las Escrituras muestran que este milagro imprimirá una señal, una cruz
en la frente de los elegidos, que los librará del castigo, como también se asienta en el Apocalipsis.
En Ezequiel 9. 1-9 se narra lo siguiente: "Y clamó en mis oídos con fuerte voz: ¡Acercaos los que habéis de
castigar la ciudad! Y llegaron seis hombres por el camino de la puerta superior del lado del septentrión, cada uno con su
instrumento destructor en la mano. Había en medio de ellos un hombre vestido de lino, que traía a la cintura un tintero de
escriba, y, entrados, fueron a ponerse junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se alzó por encima del querubín
sobre el que estaba, hacia el umbral de la casa, y, llamando al hombre vestido de lino que llevaba el tintero de escriba,
le dijo: Tasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon por señal una cruz en la frente de los que
se duelen de todas las abominaciones que en medio de ella se cometen. Y a otros les dijo: Tasad en pos de él en la ciudad
y herid. No perdone vuestro ojo ni tengáis compasión: viejos, mancebos y doncellas,
mujeres; matad hasta exterminarlos, pero no os lleguéis a ninguno de los que llevan la cruz. Comenzad por el
santuario. Comenzaron, pues, por los ancianos que estaban delante del templo. Y les dijo: Profanad también el santuario, henchid
de muertos los atrios. Salid, pues. Salieron y se pusieron a matar por la ciudad. Mientras ellos herían, quédeme solo, y,
postrándome rostro a tierra, grité: ¡Oh Señor, Yavé! ¿vas a exterminar todo lo que queda de la casa de Israel, arrojando tu
furor sobre Jerusalén?' Y me dijo: 'La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es muy grande. La tierra está llena de sangre;
la ciudad, llena de injusticia, pues se han dicho: Yavé se ha alejado de la tierra y no ve nada. Así, pues, haré yo: no perdonará
mi ojo, no tendré compasión, haré recaer sus obras sobre sus cabezas. Y el hombre vestido de lino vino, con tintero de escriba
a la cintura, vino a hacer relación: He hecho lo que mandaste”.
El sello de los elegidos, los que se hayan acogido a Dios con la advertencia y el milagro estará en la frente
y en las manos, según el Apocalipsis y algunas revelaciones privadas. (Apoc 7: 3-8; 9: 4).
El Castigo
El Castigo, también conocido como el Juicio de las Naciones, se consumará la justicia divina.
Lo anunció Nuestro Señor Jesucristo: “Luego, enseguida, después de la tribulación de aquellos días, se obscurecerá el
sol, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo. Entonces aparecerá el estandarte del Hijo del Hombre en el
cielo y se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre
venir sobre las nubes del cielo con poder y majestad grande...” Es una catástrofe descrita por Jesús en San Mateo 24;
San Marcos 13 y San Lucas 21; 2a de San Pedro 2 y 3, así como en el Apocalipsis.
El Castigo y la venida gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo lo precede el estandarte del Hijo del Hombre en el cielo,
la cruz que se describe en el milagro.
Se podría pensar que ante todos los eventos
de la tribulación, como los fenómenos el en cielo, en la luna, el sol, las estrellas, los terremotos, los maremotos e inundaciones
“que inundarán continentes enteros en minutos”, los terremotos, las guerras, etc., los hombres se convertirán
en masa. Sin embargo, las mismas escrituras prevén que no será así .
San Pedro en su 2a Carta, Cap. 2 versículos
4-9 adelanta que no será así: “Y ante todo debéis saber como en los postreros días
vendrán, con sus burlas, escarnecedores, que viven según sus propias concupiscencias, y dicen: “¿Dónde está la
promesa de su venida? Porque desde que murieron los padres, todo permanece igual desde el principio de la creación. Es que
voluntariamente quieren ignorar que en otro tiempo hubo cielos y hubo tierra, salida del agua y en el agua asentada
por la Palabra de Dios; por la cual el mundo pereció anegado en el agua, mientras que los cielos y la tierra actuales están
reservados por la misma palabra para el fuego en el día del juicio y la perdición
de los impíos.”
En el libro de Proverbios se advierte: “Yo
los he llamado, los he invitado a venir, pero ustedes no han querido hacerme caso. Al contrario, han rechazado mis consejos;
no han querido recibir mi corrección. ¡Ya me tocará reír cuando les llegue la desgracia! ¡Ya me burlaré cuando esté muertos
de miedo, cuando vengan sobre ustedes temores y problemas, desesperación y angustia, como un torbellino que todo lo destruye!
Ese día me llamarán, pero no responderé; me buscarán, pero no me encontrarán,
pues desprecian la sabiduría y no quieren honrar al Señor. No desean recibir mis consejos; desprecian mis correcciones. ¡Pues
sufrirán las consecuencias de su conducta! Quedarán hartos de sus malas intenciones!” (Prov. 1. 24-31).
Es de hacer notar que estos impíos de que
hablan las Escrituras han hecho difundir diversas versiones a través, sobre todo, de
películas que se han proyectado por la televisión, que retratan los días finales y como el hombre con la tecnología podrá
hacer frente a los fenómenos cósmicos para evitar la destrucción, incluso en caricaturas como “Evangelion” se
muestra a una humanidad que con la tecnología hace frente a los ángeles del cielo. En
algunos filmes se presenta a estos fenómenos como una amenaza extraterrestre (“Día de la Independencia”), de la
que los hombres saldrán victoriosos. Otro film es “Armaguedon”, en el cual se muestra como los hombres logran
desviar al asteroide que destruirá la tierra. El “Día Después de Mañana”, en que se describen los fenómenos naturales,
de los cuales el hombre sobrevive, sin Dios.
Todo ello son ilusiones, porque la magnitud
de los cataclismos supera a la imaginación más precoz. No dudamos que los poderosos de la tierra presentarán a dichos fenómenos
como un ataque extraterrestre para distraer la atención de quienes no se hayan convertido, o como un fenómeno natural que
puede ser modificado por el hombre. El hecho es que aunque los poderosos de la tierra se preparen para hacer frente a estos
fenómenos ordenados por Dios, como se revela en la batalla del Armaguedón (Apoc. 16. 13-16), nada podrán hacer y perecerán
al tiempo de la destrucción.
El 22 de noviembre de 1992, en congruencia
con lo revelado en el Apocalipsis, la Santísima Virgen María dijo al Padre Gobbi: “En la tierra , dos tercios de la
humanidad serán destruidos; un tercio permanecerá. Yo haré pasar a ese tercio por el fuego, lo refinaré como a la plata y
lo pondré a prueba como al oro”.
El castigo se forma por diversos acontecimientos
que hacen perecer a millones de hombres y tiene su culmen con Tres días de Oscuridad, de los cuales serán avisados
los elegidos, aquellos que se hayan convertido durante la advertencia y el milagro y permanezcan fieles, a quienes se les
dará a conocer el día de inicio de este fenómeno en su interior, como una visión intelectual, según lo expresó la Santísima
Virgen María en una revelación privada a Fray David López en 1987, quien vive en una ermita en El Ranchillo, Texas, conocida
como Nuestra Señora de la Ternura.
A este religioso se advirtió que durante
los tres días de oscuridad los elegidos deberán permanecer con la compunción del corazón. “Deben conseguir agua bendita,
objetos benditos y estar unidos estrechamente con el Sagrado Corazón de Jesús, manteniendo como señal de ello permanentemente
encendida una luz de vigilia ante su imagen.”
Prosigue: “Los
sacerdotes no deben ocuparse exclusivamente de su vida interior, sino de desarrollar la vida de oración interior de sus feligreses.
Del mismo modo deben evitar hablar de revolución y rebelión. Los que hablan de revolución y rebelión son los secuaces del
anticristo. Me afligen los religiosos del occidente que han renunciado a sus señales de consagración. Ellos en especial serán
tentados por el demonio y no podrán resistir sus ataques espirituales y físicos. Deben volver a una vida de santidad y obediencia
a Cristo, mi Hijo. No teman a nada ni a nadie. Todos llénense del amor de Dios por medio de la oración, leyendo las Escrituras
y recibiendo los sacramentos. Estaré con ustedes durante el tiempo de angustia y mis hijos pueden buscar en mí un refugio
seguro.
“Aquellos
que luchan para vencer sus pecados personales que se repiten, no deben desesperarse, ya que Dios tomará en cuenta sus deseos
y esfuerzos para vencer sus pecados.
“Durante
esos tres días de oscuridad, no quedará ni un sólo demonio en el infierno, todos estarán sueltos en la tierra. Estos
tres días serán tan obscuros que ni siquiera podrán ver sus propias manos.
“En esos días los que no estén en estado de gracia morirán de miedo por los demonios horribles que
verán. Cierren todas las puertas y ventanas y no respondan a nadie que llame de afuera. La peor tentación será cuando
el diablo imite las voces de sus seres queridos. Ésos no serán sus seres queridos, sino los demonios tratando de sacarlos
de la casa.
“Dios ha
elegido a algunas personas para que sean mártires al principio de los tres días de oscuridad, que no deben temer puesto que
Dios les dará perseverancia, y después de su martirio los ángeles los llevaran al cielo en cuerpo y alma. Como lo ha advertido
Mi Hijo Jesús, oren al Señor para que esos días no sean en invierno; que no haya mujeres encinta a punto de dar a luz, puesto
que si sucede en invierno el frío será intenso y no habrá calefacción artificial, y mujeres a punto de dar a luz no tendrán
asistencia médica.
“La gente no debe
buscar señales ni perder el tiempo tratando de calcular la fecha. Las horas de oscuridad serían exactamente setenta y dos y que el único modo de contarlas
será con relojes de cuerda porque no habrá electricidad.
“Es necesario convertirse y vivir
caritativamente hoy. Vivir en estado de gracia. Es muy importante formar comunidades de alianza fraternal donde reciban apoyo
moral y espiritual de sus hermanos. Los días de oscuridad serán muy difíciles para la gente soltera y para los padres de familia
que tengan hijos adultos, porque oirán sus voces desde afuera.
“Los padres de familia, especialmente
los papas, deben enseñar a sus hijos e hijas a orar. Durante las horas de oscuridad las oraciones de los niños serán milagrosas.
“Los sacerdotes tienen la responsabilidad
de avisar a sus feligreses estos sucesos, darles fuerza, conversión y decirles que no teman. Tienen la obligación de comunicar
estos mensajes y que no teman hacerlo puesto que ya fueron revelados antes a muchos santos, y no debemos perder más tiempo
ignorándolos. Deben dedicarse a enseñar a la gente a convertirse y orar en el Espíritu Santo. También deben enseñarles a no
preocuparse por los bienes materiales, dinero, poder, trabajo, etc., porque no vale la pena. Del mismo modo deben predicar
sobre la preparación para la muerte. Es importante predicar sobre las cosas finales para los seres humanos: la muerte, el
juicio final, el cielo y el infierno. Prediquen expresamente sobre la necesidad de estar consciente del pecado, especialmente del pecado mortal y sus fatales consecuencias. Dios prefiere que se conviertan por amor, pero si es necesario,
por temor al castigo. De todos modos Él acepta la conversión y los recibirá porque los ama y quiere su salvación.”
La Justicia divina se consumará durante el Castigo.
San Juan Bautista anuncia en su predicación del Día de la Ira del Señor. Él mismo
llamaba Raza de Víboras a los escribas y fariseos —“...los conozco a ustedes y se que no aman a Dios (Jn. 5. 42)--
esto es a los hombres que corrompen la religión y de quienes el mismo Señor dijo: “Hagan lo que dicen, pero no imiten
sus obras” (Mt. 23. 3). San Juan Bautista predica el juicio precisamente contra los que corrompen con sus obras a la
religión y que creen que por estar dentro de la religión y tener ministerios son salvos; contra los que constituyen a la Gran
Ramera: “Raza de víboras, ¿Quién
les enseñó a huir de la ira que amenaza? Dad dignos frutos de penitencia; y no se ilusionen con decir por dentro: “Tenemos
por padre a Abraham”. Porque les digo que Dios puede de estas piedras sacar hijos de Abraham. Ya está el hacha a la
raíz de los árboles. Y todo árbol que no de buen fruto será cortado y echado al fuego. Yo por mi los bautizo en agua para penitencia; pero el que viene detrás de mi es
más fuerte que yo, que no soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego; tiene
en su mano el bieldo y va a limpiar su era; recogerá su trigo en el granero, y la paja la quemará con fuego que no se apaga”. ( Mt. 3. 7-12).
Nuestro Señor, cuando explica la parábola de la cizaña dice a sus discípulos: “...como se recoge la cizaña
y se quema al fuego, así será al fin del mundo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles que recogerán de su Reino todos
los escándalos, y a todos los agentes de maldad, y los echarán al horno del fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.” (Mt. 13. 40-43).
En el Apocalipsis se narra como Cristo mismo
ejecutará la justicia. Cuando se narran los hechos relacionados con la mujer vestida de sol,
se dice, en Apoc. 12. 5, que la mujer dio a luz a un hijo varón , el cual ha de gobernar a todas las naciones con
cetro de hierro.
Es el Cordero, quien abre el rollo
que está sellado con siete sellos. Al abrirlos salen los cuatro jinetes del Apocalipsis y los primeros fenómenos naturales
que destruirán la tierra, así como la serie de terribles sucesos que azotarán a la humanidad al romper el séptimo sello, que
da inicio a los toques de las siete trompetas de los siete ángeles que están al pie delante de Dios.
Al finalizar todos estos sucesos que implican
el oficio de gobernar con cetro de hierro, viene un suceso culminante: “...y apareció un caballo blanco, y el que lo
montaba se llamaba fiel y verdadero, porque con rectitud gobernaba y hacia la guerra. Sus ojos brillaban como llamas
de fuego, llevaba en su cabeza muchas coronas y tenía un nombre escrito que solamente él conocía. Iba vestido con ropa
teñida de sangre, y su nombre era: La Palabra de Dios. Lo seguían los ejércitos del cielo, vestidos
de lino fino, blanco y limpio, y montados en caballos blancos. Le salía de la boca una espada afilada, para herir con ella
a las naciones. Las gobernará con cetro de hierro. Las juzgará como quien exprime uvas y las pisa con los pies, y las hará
beber el vino del terrible castigo que viene del furor del Dios todopoderoso.
En su manto y sobre el muslo llevaba escrito éste título: "Rey de
reyes y Señor de señores”. Y vi un ángel que, puesto de pie en el sol, gritaba con fuerza a todas las aves de rapiña
que vuelan en medio del cielo: "¡Vengan y reúnanse para la gran cena de Dios, para que coman carne de reyes, de jefes
militares y de hombres valientes, carne de caballos y de sus jinetes, carne de todos: de libres y de esclavos, de pequeños
y de grandes!” Vi al monstruo y a los reyes del mundo con sus ejércitos, que se habían reunido para pelear contra
el que montaba aquel caballo y contra su ejército. El monstruo fue apresado, junto con el falso profeta que había hecho señales
milagrosas en su presencia. Por medio de esas señales, el falso profeta había engañado a los que se dejaron poner la
marca del monstruo y adoraron su imagen. Entonces el monstruo y el falso profeta fueron arrojados vivos al lago de fuego
donde arde el azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas
las aves de rapiña se hartaron de la carne de ellos.” (Apoc. 19. 11-21).
Todos los que
serán aniquilados son quienes viendo no vieron y oyendo no escucharon, los que no quieren arrepentirse de sus crímenes y pecados,
porque no quieren convertirse ni que Cristo los salve, porque quieren vivir su humanidad sin Dios y contra Dios, utilizando
todos los dones naturales de Dios para construir su propio reino rechazando los legítimos derechos divinos del hombre ganados
por Cristo. Los que destruyeron la tierra, los que cometieron toda clase de abominaciones utilizando a las religiones, los
que explotaron al hombre y se enriquecieron, todos los que se hartaron con la injusticia y con el llanto de sus hermanos,
los que los utilizaron para enriquecerse en sus negocios, los que utilizaron toda clase de inmoralidades y corrupción para
hacerse del poder humano y de las naciones y para mantenerlo. Todos aquellos que rechazaron la misericordia que Dios dio en
los sacramentos, en las múltiples ayudas de Dios a lo largo de sus vidas, los que finalmente rechazaron las últimas y grandiosas
señales de misericordia y amor de Dios en la advertencia y el milagro. Todos los que engañaron al mundo tergiversando los
hechos salvíficos de los últimos tiempos confundiendo a través de los medios de comunicación. Todos los que se alegraron con
la muerte de los justos y los persiguieron; todos los que se impusieron el sello de la bestia; todos los que participaron,
levantaron su mano contra Dios y aplaudieron a los que marcharon en la batalla del Armaguedón. Todos los que en fin, corrompieron,
prostituyeron y destruyeron en ellos a la imagen y al templo de Dios con sus actos y pretendieron que el hombre fuera sojuzgado
por el demonio, para esclavizarlo y destruir en él la imagen y semejanza de Dios, serán eliminados y precipitados al abismo.
Aquí recibirán la plenitud de la bienaventuranza los que tuvieron hambre y sed de justicia, porque serán saciados, como prometió
el Señor (Mt. 5. 6), y los que fueron fieles recibirán el reconocimiento delante de todos, como también nos advirtió: “...al
que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. Y en cuanto a mis enemigos, que no
querían tenerme por rey, tráiganlos acá y mátenlos en mi presencia” (Lc. 19. 26-27).