No nos avasallan los poderes del mundo y mucho menos los del demonio que los sustentan.
Somos guerreros de Dios Todo Poderoso y portamos el estandarte de Cristo. Si eres uno de los elegidos, cumple tu misión y
hazlo con nosotros. Somos Caballeros Crucíferos.
Cuando somo débiles somos fuertes. La fuerza nos viene de Cristo Salvador,
único mediador entre Dios y los hombres, unico Señor y Dios, de quien nos viene la Gracia Santificante y el poder
de ser hijos de Dios. Somos Caballeros Crucíferos.
Para el mundo somos ocultos, andamos entre ellos y somos insignificantes frente a
los poderosos, los ricos. Somos humildes como María, por eso escalaremos la Gloria y llevaremos con Cristo la Luz de Dios
a imperar sobre las tinieblas de la opresión. Somos Guerreros Crucíferos.
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La redención se hizo en la Cruz, por voluntad soberana de Dios a través de
María. Por eso somos guerreros que portamos la Cruz de Cristo, que tenemos en nuestra carne y en nuestra sangre como
promesa y vida de quienes guerreamos contra el demonio, el mundo y la carne para obtener la Gloria en al Jerusalén Celeste.
Somos Caballeros Crucíferos, Guerreros de la Cruz.
Los Caballeros Crucíferos son soberanos e independientes por la estricta vigilancia que ellos mantienen sobre sí mismos y
que asociadamente piden de la sociedad civil, de los gobiernos y del clero, en las materias que señalan los estatutos, en
el cumplimiento de la observancia que eligen, que les da el gobierno de sus personas y la libertad de los Hijos de Dios, y
por el voto de obediencia crucífera alcanzan la perfecta soberanía en la Iglesia y con Cristo; al servicio de todos los hombres,
sin detrimento de la justicia y el derecho. Asociadamente la Orden Crucífera obedece al legítimo sucesor de Pedro en todas
las materias en que él tiene autoridad sobre los cristianos.
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